El camino hacia la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno todavía no está despejado. La gestora del PSOE, que bajo la presidencia de Javier Fernández se ocupa de la dirección del partido tras la caída de Pedro Sánchez, mantiene todavía la incógnita sobre la fecha en que convocará al comité federal, el órgano que deberá aprobar el cambio de posición, para pasar del rechazo al candidato popular a la abstención.

El cruce del calendario interno del PSOE con los plazos legales de la investidura y los compromisos oficiales del Rey convierte las tres semanas que quedan de octubre en una endiablada trama de tiempos difíciles de encajar, que tienen como límite el 31 de octubre, día en el que la Cortes se disolverán y concluirá la legislatura si no está investido un nuevo jefe del Ejecutivo. Mario Jiménez, el portavoz de la gestora socialista, reconocía ayer, tras la reunión del órgano interino, estas complicaciones al señalar que su tarea se centra ahora en "conciliar el calendario interno con el del la investidura".

Por ahora no hay fecha para convocar al comité federal que, tendría que reunirse en la semana del 17 al 23 de octubre para debatir el posible cambio de postura y ante el que la gestora evitará pronunciarse en favor de ninguna de las opciones que los socialistas tienen sobre la mesa. "No vamos a mojarnos con ninguna posición", señaló ayer Jiménez, portavoz del PSOE andaluza y hombre de confianza de Susana Díaz en su primera comparecencia. La dirección provisional de los socialistas quiere avanzar en la pacificación interna antes de convocar al máximo órgano entre congresos, lo que Jiménez denominó "generar condiciones y aclimatar para que haya un debate sosegado".

Lo que está descartado, pese a que Javier Fernández los anunció la semana pasada, es una reunión del Consejo Territorial, donde están representados los secretarios generales de todas las federaciones. Jiménez lo achacó ayer a un problema de agenda de aunque también se considera que la cita puede servir para avivar las importantes discrepancias que ahora hay en el seno del partido.

El PP apremió ayer al PSOE a resolver cuanto antes sus problemas internos y despejar el camino hacia la investidura de Rajoy.

La gestora ratificó en su puesto al portavoz del grupo socialistas en el Congreso, Antonio Hernando, y acordó a sustituir al del Senado, Óscar López, por el ex presidente del Principado Vicente Álvarez Areces, a quien Mario Jiménez atribuyó una "larga experiencia política y de consenso".

En la misma línea de apuntalar la disciplina de unificar las voces de sus representantes parlamentarios y de que todos asuman la posición que fije el comité federal del partido, la gestora acordó sustituir a Iratxe García, quien hace una semana presentó su renuncia irrevocable como jefa de la delegación del PSOE en la Eurocámara, por Ramón Jáuregui. Elena Valenciano, que fuera la número dos de Rubalcaba en el PSOE, sustituirá al madrileño Enrique Guerrero en la vicepresidencia de dicha delegación.

El portavoz de la gestora atribuyó a su "incapacidad y complejos" las críticas de Podemos contra el presidente asturiano. "Después de tantas lecciones, no acaban del asumir que Javier Fernández es un referente" y esas descalificaciones son "expresiones de su propia debilidad", añadió Jiménez, quien reprochó al líder de la formación morada, Pablo Iglesias, su "obscena actitud ante el PSOE" y su "obsesión por volar los puentes de entendimiento de la izquierda española".