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La sobriedad se instala en la Corte

El protocolo, que aconsejaba traje negro para ellos y vestido corto para ellas, no pudo evitar, en algunos casos, excesos de encajes y de brillos, nunca admisibles en una ceremonia celebrada por la mañana

La sobriedad se instala en la Corte// Modem Press

Ni brillos ni gasas ni mucho menos ostentosos pedruscos refulgentes. La proclamación de un Rey no es una fiesta del tipo de las recepciones por la onomástica de Juan Carlos I, que el anterior Monarca ofrecía en el Campo del Moro. Tampoco es un acto de rigurosa solemnidad, como un funeral, así que vestirse para la ocasión exigió ayer conjugar un curioso equilibrio en el que no tuvo cabida la ostentación.

"Traje negro para ellos y vestido corto para ellas". Las indicaciones de la Casa Real fueron precisas. Llegaron tanto a los invitados a la sesión de juramento y proclamación en las Cortes Generales como a los asistentes a la recepción en los Salones del Palacio Real, a la que acudieron más de 2.000 personas.

Las indicaciones son exactamente las mismas que se dieron el 22 de noviembre de 1975 cuando el rey Juan Carlos I tomó posesión de su cargo. Entonces, como ayer, solo las atas autoridades del Estado presentes en el estrado lucieron chaqué. No ocurrió lo mismo en 1931, cuando todos los asistentes a la investidura de Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la Segunda República asistieron con ese atuendo.

Y no es menos cierto, que con el protocolo en la mano, la Reina Letizia debería haber portado vestido largo a los actos del Congreso de los Diputados y del Palacio Real. El motivo es que Felipe VI vestía el uniforme de Gran Etiqueta del Ejército de Tierra, una indumentaria a la que solo le corresponde un vestido largo.

Fue decisión de la Reina rebajar el nivel de protocolo para igualarse al resto de invitadas, gesto apreciado por muchos y denostado por otros. En cualquier caso, lo que sí quedó claro ayer es que la excesiva pompa y el boato no casan con la corte de Felipe VI. Corren nuevos tiempos- ya lo dijo el Rey en su discurso-y parece que los invitados quisieron reflejarlo en sus atuendos. Los adornos ostentosos brillaron por su ausencia. Aún así, se vieron algunos. Por ejemplos los pendientes, con apariencia de esmeraldas, de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de la comunidad de Castilla-La Mancha, que optó por un vestido de encaje en tono verde agua cubierto por abrigo con topos en plata y zapatos peep toes en nude o tono maquillaje.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, casi, casi, rondó el limite y también fue fiel al encaje, que le gusta casi tanto como a la Reina Letizia. El vestido cocktail en tono gris perla llevaba bordados. Para compensar, completó el con unos sencillos pendientes.

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina destacó entre las invitadas con un sencillo vestido amarillo limón, con los hombros al descubierto y volante en el bajo, digno de la Jackie Kennedy de los primeros tiempos. Impecable iba también Cayetana Álvarez de Toledo, marquesa de Casa Fuerte, periodista y diputada del PP, una de las damas que se decantó por el blanco, en su caso, alegrado por una cartera en azul klein.

La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, grande de España, quiso homenajear a Felipe VI con un vestido verde, color muy vinculado a la monarquía, pues tal y como se ha apuntado siempre entre la nobleza, en la palabra verde leída en siglas -V.E.R.D.E.- se advierte el mensaje "Viva el Rey de España".

Entre los señores llamó la atención Felipe González, con traje azul oscuro y corbata de estampado menudo, similar a la lucida por José María Aznar estaba especialmente elegante. José Luis Rodríguez Zapatero prefirió una corbata con rayas en diagonal, parecida a la que llevaba el todavía secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, sentado al lado de la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, de negro y con la venera de la medalla del Congreso colgada al cuello, un detalle que siguieron muchos diputados y senadores. No lo hizo Eduardo Madina, con una corbata azul noche que fue una de las más bonitas que se vieron a lo largo del día.

La absoluta discreción fue la tónica general en la indumentaria de la madre de la Reina, Paloma Rocasolano, vestida por Felipe Varela, que ocupó su asiento en el Congreso al lado de su padre, Francisco Rocasolano, de 96 años y de su exsuegra y abuela de la Reina, Menchu Álvarez del Valle.

Jesús Ortiz, padre de la nueva Reina de España, acudió al hemiciclo con Ana Togores, su esposa desde hace diez años, que también vestía de forma sencilla. Telma Ortiz, la hermana de la Reina, casada con el empresario pamplonés Jaime del Burgo, no acudió al acto ante las Cortes, pero sí estuvo en el cóctel posterior al besamanos, servido por Mallorca, vestida de amarillo.

Llamativa

Entre las más llamativas destacaron la popular Celia Villalobos, con abrigo de encaje azul pavo real y vestido fucsia y la socialista Carmen Alborch, enfundada en un vestido de seda plisada gris. Ana María de Grecia, propietaria de un envidiable joyero, hizo un ejercicio de contención y se puso un magnífico collar de perlas, piedras preferidas por las mujeres de la casa Borbón, que en teoría no deben llevarse por la mañana, y que a la Reina Letizia tampoco parecen gustarle demasiado, porque apenas las usa.

Entre las condecoraciones más destacadas sí aparecieron los toisones de oro que lucieron Enrique Iglesias, exsecretario general Iberoamericano. Javier Solana, ex Alto Representante del Consejo para la Política Exterior de la UE y Constantino de Grecia, tío del Rey y hermano de la Reina Sofía. Los próximos ya serán concedidos por el Rey Felipe VI.

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