El juez del "caso Nóos", José Castro, rechaza pedir una prueba caligráfica de las firmas de la infanta Cristina que figuran en las actas de dos juntas de la empresa Aizoon celebradas en julio de 2005 y abril de 2006, a las que la hija del Rey negó haber asistido cuando declaró ante el magistrado.

Castro razona que si la firma de la infanta Cristina fue falsificada, "deberá ser ella y no terceros quien así lo denuncie, y nos ponga en la pista de quiénes pudieron llevar a cabo tales supuestas falsedades".

Además, el juez instructor del "caso Nóos" acordó ayer que el empresario que estaba citado a declarar como testigo el próximo sábado en Palma, Juan José López Ribes, en relación con una transferencia de 12 millones realizada en 2007 por Telefónica a una entidad con sede en Ucrania, lo haga por videoconferencia desde la cárcel de Barcelona donde está preso.

El magistrado explica en el auto que las actas a las que se refiere Manos Limpias son de las juntas universales de Aizoon donde la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin intervinieron como presidenta y secretario, respectivamente, y acordaron varios cargos de la junta así como el traslado del domicilio social de la empresa a la calle Elisenda de Pinós, donde residía el matrimonio.

Según el juez, el notario que protocolizó esos acuerdos que fueron anotados en el Registro Mercantil era "sobradamente conocedor de la identidad de Iñaki Urdangarin" y de su firma y no debió abrigar ninguna duda de la autenticidad de los documentos.