Su nombramiento como secretaria de Estado para Iberoamérica en septiembre 2006 parecía colmar, por ahora, sus ambiciones políticas por tener a su cargo la responsabilidad de estrechar los lazos de España con una región por la que siente ha sentido predilección.

El salto al Ministerio de Sanidad y Política Social prueba su lealtad al jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien la rescató del Ayuntamiento de Madrid después de su contundente derrota ante Alberto Ruiz-Gallardón en mayo de 2003 para darle las riendas de la política internacional del PSOE.

Los rumores apuntaban a la posibilidad de volver a la actividad del partido en las listas de las próximas elecciones europeas, aunque ella misma quiso despejar cualquier duda por su deseo de seguir al frente de la Secretaría de Estado para Iberoamérica.

Su nuevo cometido, que aglutina las políticas sociales y de salud, es ajeno a la labor en la que siempre ha estado volcada durante su trayectoria profesional.

Nacida en Málaga hace 46 años, "Trini", como la conoce todo el mundillo de la política, se afilió al PSOE en 1984 una vez que asumió que su verdadera vocación no era la de la judicatura, a pesar de ser licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid.

Su padre, José Jiménez Villarejo, fue magistrado del Tribunal Supremo y su tío, Carlos, fue jefe de la Fiscalía Anticorrupción.

Su primer cargo político fue el de presidenta del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España, que le sirvió de puente a otras tareas vinculadas a las relaciones internacionales.

Su matrimonio con un diplomático, del que se divorciaría años más tarde, le llevó a Guinea Ecuatorial entre 1990 y 1992, donde trabajó como profesora de la UNED.

De 1996 a 2000 fue responsable de Relaciones Políticas con América en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE y asesora del ex presidente Felipe González, con quien tiene una estrecha amistad.

También dice ser amiga de Zapatero, en cuyo equipo participó para alcanzar la secretaria general del PSOE en julio de 2000.

Su pulso electoral con Ruiz-Gallardón la situó en la primera plana política, aunque como portavoz de la oposición no cuajó y cedió el testigo de candidato municipal al ahora ministro de Industria, Miguel Sebastián.

Compatibilizó su puesto de concejal con la secretaría de Política Internacional del PSOE desde marzo de 2004 hasta que fue designada secretaria de Estado para Iberoamérica.