Las puertas del centro penitenciario de A Lama se abrieron el pasado 29 de enero para la etarra María Begoña Uzkudun Etxenaguisa que salía en libertad tras cumplir 17 años y siete meses de condena. Desde septiembre de 1988, fecha en la que entró en la cárcel en calidad de reclusa preventiva, había recorrido las prisiones de Carabanchel, Ourense, Yeserías, Soto del Real, Matuterne, Villabona.

En plena polémica por la excarcelación de terroristas en aplicación de los beneficios penitenciarios de la anterior legislación, Begoña Uzkudun sale a la calle a pesar de que carga sobre sus espaldas penas que llegaron a sumar un total de 78 años de prisión, siendo la más grave, de 30 años, por un delito de atentado y asesinato. Además fue condenada en su día a 7 años de prisión por encubridora de dos delitos de asesinato frustrados; a 2 años por un delito de estragos; a 18 años de cárcel por cómplice de asesinato; a 8 años por pertenencia a banda armada; 13 años más por un delito de depósito de armas, y 6 años por robo y falsificación de documentos.

Etarras en A Lama

Uzkudun Etxenagusia no era la única etarra de la cárcel pontevedresa. En el módulo de mujeres compartía espacio con la miembro del comando Nafarroa Ainara Calvo y con Oihana Lizaso.

Pero además en el centro de A Lama están cumpliendo condena otros doce etarras, distribuidos por los distintos módulos penitenciarios. Una separación que obedece a razones de seguridad, ya que se trata de evitar que hagan frente común.

Entre estos doce internos de la banda terrorista vasca están algunos con un historial delictivo tan significado como Javier Ugarte Villar, implicado en el secuestro del funcionario de prisiones burgalés Ortega Lara, una acción por la que cumple una condena de 32 años.

La población reclusa de A Lama tiene en su haber varios etarras con delito de sangre como José Luis Barrios Martín, autor de un atentado en la base área de Armilla (Granada) en 1997 que le costó la vida al peluquero del centro e hirió a 17 personas, un hecho por el que fue condenado a 232 años de prisión (25 años por el atentado con muerte, 187 años por 17 delitos de asesinatos en grado de tentativa, 14 años por estragos y 6 años por robo y falsificaciones). También está Asier Ormazábal Liceaga condenado por el asesinato de un policía y las heridas causadas a otro en Bilbao en 1995.

También hay en A Lama terroristas vascos condenados por su implicación en la organización y mantenimiento logística de la banda como Igor Martínez de Osaba o Ignacio Crispín Garces Beitia, acusados de un delito de depósito de armas.