Ocurrió en el S XV, cuando los marineros de la época andaban buscando la forma de conservar el pan de forma natural para poder alimentarse durante sus largas travesías en el océano. Entonces ingeniaron la receta del hoy conocido como como ‘bizcocho de barco’: un tipo de pan seco sin miga que, gracias a la absorción de la humedad, no se ablandaba con el paso de las horas y que demostró ser a todas luces la mejor solución para los problemas culinarios de los tripulantes. 

Hasta seis siglos en el tiempo se remonta así el origen de las famosas Galletas Mariñeiras Daveiga, un bocado sano y sabroso con sello autonómico que triunfa tanto en las meriendas de los más pequeños como en los picoteos y dipeos de las mesas de los adultos; y una prueba incontestable del gran recorrido de futuro que ofrece el medio rural gallego. 

Contribuir al desarrollo rural sostenible del entorno a través de la economía social, la producción responsable y la innovación, principales objetivos de Gallegas Mariñeiras Daveiga

“Está claro que lo tiene. Sobre todo si, quienes pertenecemos a él, lo valoramos, creemos en él y tiramos de él”. No lo duda en esta línea Xosé Lois Lamazares, uno de los socios fundadores de la empresa asentada en Chantada, que describe: “Nuestra inquietud desde el principio fue sacar partido de las ventajas que ofrece el medio rural, tanto en materias primas como en entorno y recursos naturales, devolviéndole todo lo que nos da, que es mucho, a través de la creación de valor añadido y empleo de calidad que contribuya a fijar población en el entorno”, explica el empresario.  

Un bocado sano y sabroso con sello autonómico que triunfa tanto en las meriendas de los más peques como en las mesas de los adultos Cedida

Con este objetivo como gran prioridad nació en 2005 Galletas Mariñeiras Daveiga, un proyecto que sitúa también a la economía social en el centro de su filosofía de trabajo: “Otra de nuestras grandes inquietudes cuando decidimos dar el paso de crear la empresa era apostar por un modelo de gestión arraigado en la economía social, con las personas situadas en el centro de la gestión, y con la posibilidad de que los propios trabajadores pudiesen incorporarse como socios a la empresa”, concreta Lamazares. 

“Queremos devolver al entorno todo lo que nos ofrece en forma de valor añadido y empleo de calidad que fije población”

La iniciativa escapa además del modelo de producción industrial automatizada para apostar por configurarse como un proyecto intensivo en trabajo: “Este tipo de sistema nos permite mecanizar los procesos pesados, sin perder el valor añadido que aporta la transformación manual a nuestros productos”. 

Desarrollo Rural, economía social y producción responsable son así las tres patas sobre las que se asienta el delicioso proyecto de Galletas Mariñeiras Daveiga, con productos sanos y sabrosos que sacan partido de lo mejor del entorno: “Esta es la utopía por la que tratamos de caminar día a día y la razón de ser de nuestro nacimiento”, resume así para despedirse el fundador de la empresa, donde valores como la humildad, la responsabilidad y el compromiso con las personas y el medio se unen como valores que guían el trabajo diario. 

Para saber más: https://daveiga.es/web/as-galletas/