Luis García Mañá (Ourense, 1950), también mantiene su puesto en el Senado, si bien en su caso con un respaldo de 1.840 votos más en que diciembre, cuando parte del electorado socialista votó a la candidata Teresa Taboada elegida por la militancia para encabezar la lista pero situada en segunda posición por decisión de la ejecutiva gallega. En esta segunda cita con las urnas, García Mañá admite que "mi candidatura prosperó a nivel personal, sin duda", si bien no quiere cuantificar apoyos sino mostrar su agradecimiento "a la confianza que me han otorgado los ourensanos y a las estructuras del partido que me presentaron".

El exjefe superior de la Policía de Galicia y ahora jubilado, tiene como experiencia política la que suman dos campañas electorales y su efímero paso por el Senado. La repetición de elecciones representaba para él "un examen", pero también reconoce "con humildad" que ha sido "una fase de aprendizaje" en la que ha constatado que "Ourense es una provincia muy necesitada de ayudas; por mucho que algunos presuman de resultados, no hace falta más que moverse por la zona rural para ver como esta provincia está abandonada, salvo algunos puntos como la minería en Valdeorras, o algunas comarcas vitivinícolas, en las que todavía hay expectativas y esperanzas, el resto de los pueblos se nos están muriendo, deshabitando, hay un problema gravísimo". En este contexto, el hecho de que el PP amplíe su hegemonía en la provincia tiene que ver con "cierto temor al cambio", señala. "Hay circunstancias que intimidan al ciudadano. Cambiar de estatus en una provincia donde la media de edad es alta cuesta. Pensamos que pueden salir perjudicadas las pensiones, por ejemplo, cuando ya están perjudicadas porque las de Ourense son las más bajas del estado". "Pese a sacar pecho algunos, la provincia sigue sin industrialización y sin las reformas que necesita para que el campo sea rentable, está condenada al abandono". Consciente de que apenas tendrá margen de maniobra en un Senado en el que el PP ha incrementado su mayoría, confía en poder "persuadir, sensibilizar y convencer de que Ourense necesita una vuelta, y dentro de un tiempo, aunque no va ser rápido, podamos decir que aquí vuelve a brillar el sol".