Investigación

Las subcontratas del Camp Nou investigadas por explotación repiten sus prácticas en 4 grandes obras de Barcelona

Trabajadores de varias construcciones denuncian salarios por debajo de lo que marca el convenio y horas extras no pagadas

Denuncias de "explotación" en otras obras de Barcelona, más allá del Camp Nou.

Denuncias de "explotación" en otras obras de Barcelona, más allá del Camp Nou. / Manu Mitru

Elisenda Colell / Gabriel Ubieto

Las nuevas estaciones de metro, los museos, las aceras o el alcantarillado de Cataluña las están construyendo, en parte, trabajadores que llegan a final de mes con unas nóminas que superan por poco los mil euros. Salarios por debajo de convenio que les suponen mermas de hasta 1.200 euros mensuales en comparación con lo que legalmente les tocaría. Soportan jornadas de entre nueve y 10 horas diarias, con más de un sábado adicional que pocos acaban cobrando. Si enferman o si llueve, no cobran. Si reclaman vacaciones, al paro.

EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, tras tres meses de investigación, ha podido acreditar múltiples presuntas irregularidades en las nóminas de quiénes están haciendo posible la interconexión del tranvía de Barcelona por la Diagonal, que a la Sagrera algún día acabe llegando el AVE, que el la línea 9 del metro conecte con el aeropuerto o que en el circuito de Montmeló tengan el paddock a punto. Más de cuarenta nóminas de una decena de trabajadores que están operando en las grandes obras civiles de Catalunya.

Mamadou, un obrero de la construcción de la nueva estación del AVE a La Sagrera, fente a las obras.

Mamadou, un obrero de la construcción de la nueva estación del AVE a La Sagrera, fente a las obras. / Jordi Otix

Estas personas están o han estado empleadas en empresas subcontratadas por las grandes constructoras que manejan las obras y se presentan a los concursos públicos que diseñan las administraciones. Sus nombres son ficticios para preservar su anonimato. Todos han manifestado temor a represalias si denuncian públicamente sus condiciones presuntamente ilegales “Si pides derechos, si hablas de esto… ¡te vas a la calle!”, explica Mohamed, contratado por el Grupo Yeste en unas obras del Ayuntamiento de Barcelona de urbanización en los alrededores de La Sagrera. Todas las compañías han negado a este medio que incurran en irregularidad alguna.

El patrón del Camp Nou

Algunos de ellos han trabajado en las obras del nuevo estadio del Barça, donde la inspección laboral ha detectado irregularidades generalizadas. Otros de los obreros jamás han pisado el estadio. “Lo que ocurre en el Camp Nou es lo que pasa en todas las obras. Todos sabemos que nos engañan, que no tenemos derechos”, explica Mamadou, un chatarrero de Nomaga empleado en las obras del AVE de La Sagrera.

Mamadou, un obrero de la construcción de la nueva estación del AVE a La Sagrera, fente a las obras.

Mamadou, un obrero de la construcción de la nueva estación del AVE a La Sagrera, fente a las obras. / Jordi Otix

Este medio ha podido recabar nóminas de seis empresas diferentes, todas especializadas en proveer de mano de obra a las constructoras. Son compañías de diferentes magnitudes, desde grandes del sector, como Solrigol -que emplea a 600 personas- o las diferentes mercantiles que forman el Grupo Yeste, hasta empresas pequeñas, como Nebalia o Montajes Nomaga -que manejan cuadrillas de no más de 50 obreros-. Todas las compañías reiteran a preguntas de este medio que incurran en irregularidad alguna. “Llevamos 20 años en el sector, no hacemos las cosas mal ni hemos tenido quejas internas. Invito a cualquier trabajador descontento que acuda a un abogado o a Inspección”, apuntan desde Solrigol.

En las cuarenta nóminas recopiladas de una decena de empleados, los salarios abonados están por debajo del convenio colectivo de la construcción en la provincia de Barcelona. Mayoritariamente los importes están desactualizados, si bien en otras la merma viene por presuntos defectos de forma, con categorías profesionales que no existen y pluses obviados o edulcorados. De todas las empresas investigadas, solo las pertenecientes al Grupo Yeste tienen registrada ante la autoridad laboral una inaplicación de convenio. Lo que legalmente, y previo acuerdo a una comisión de trabajadores creada 'ad hoc' para ello, les permite abonar salarios un 25% por debajo de convenio. El resto, de acreditar Inspección los descuadres, incurrirían en un fraude.

Mermas de hasta 1.250 euros al mes

El resultado común es que el trabajador cobra presuntamente menos de lo que le correspondería. Hay mermas menores, de entre 50 y 100 euros al mes, como le pasa a Amine, que trabaja con Solrigol en las obras de la L9 del metro, o a Juan, empleado de Nebalia en La Sagrera. “Pagamos según el convenio, si no es así debe ser un error de la gestoría”, cuentan desde la gerencia de esta empresa. Otros descuadres son mucho mayores, alcanzando en el más grave de los casos detectados los 1.259 euros brutos mensuales.

A Mamadou, que construye la nueva estación de La Sagrera, la empresa Nomaga no le abona el ‘plus convenio’ -de más de 700 euros para la categoría de un peón especialista-, le abona menos de la mitad del ‘plus distancia’ y en el prorrateo de las pagas extra le pagó la mitad de lo que por convenio le hubiera correspondido. Su contrato no aplica el convenio de la construcción, sino el de comercio. "Estamos aplicando el convenio correcto”, responden desde Nomaga.

Mohamed, empleado en el Grupo Yeste, muestra sus nóminas en las que percibe 600 euros menos de lo que dicta el convenio de la construcción.

Mohamed, empleado en el Grupo Yeste, muestra sus nóminas en las que percibe 600 euros menos de lo que dicta el convenio de la construcción. / Jordi Otix

En ninguna de las más de cuarenta nóminas a las que ha tenido acceso este diario se computan las horas extras. Sin embargo, la decena de empleados con los que ha contactado este medio dicen hacer jornadas de entre nueve y 10 horas diarias, sumando en varios casos siete horas adicionales los sábados.

 
 

“Cada día nos obligan a firmar un papel diciendo que hemos hecho ocho horas, pero es mentira”, explica Mamadou, acostumbrado a trabajar entre focos en La Sagrera ahora en invierno cuando se pone el Sol. En noviembre y diciembre, Juan trabajó en las reformas del hospital Sagrat Cor. “Trabajábamos los días de fiesta y Navidad”, explica. En su nómina no consta ni una hora extraordinaria remunerada. “Es una explotación, son demasiadas horas sin cobrar”, añade.

Sin bajas ni festivos

Cuando les contratan, los empresarios de las subcontratas les ofrecen un precio por cada hora trabajada. Varía entre los 8 y los 5 euros la hora. “Si trabajas lo cobras, si no trabajas, no cobras. Si es Navidad, si es festivo, si no se puede trabajar porque está lloviendo, si estás enfermo…. cero euros”, resume Hakim, un obrero de la ampliación de la L9 del metro que lleva años en obras públicas con Solrigol, por ejemplo en la desalinizadora de El Prat. “Cuando fui a firmar el contrato ya me avisaron que no tendría ni vacaciones, ni pagas extra, ni horas extra ni nada”, cuenta Bilal, obrero en Les Glòries que entró en Solrigol cuando dormía en la calle harto de trabajar como jornalero en Lleida.

Empleados de Solrigol, en las obras de la plaza de Les Glòries, el pasado miércoles.

Empleados de Solrigol, en las obras de la plaza de Les Glòries, el pasado miércoles. / Jordi Otix

El pasado octubre, mientras levantaba unas placas de hierro en una obra municipal en Sant Andreu, Mohamed se paralizó por el dolor. Su médico en el CAP acreditó una lumbalgia que irradiaba el nervio ciático, y le recetó dos meses de reposo. Al día siguiente fue despedido. “He estado varios meses sin ningún ingreso”, lamenta el hombre que vive en una habitación compartida. “Ni se respetan los derechos, ni se respeta la seguridad: yo he bajado tres metros bajo tierra sin arnés ni sin nada, con un miedo de caerme…”, sigue. Desde el Grupo Yeste niegan que esto haya ocurrido.

Al paro de vacaciones

Todos los obreros que han denunciado sus condiciones laborales en este reportaje han nacido en el extranjero. “Los españoles no quieren hacer esto, ellos quieren derechos”, dice Mamadou. Pero llevan años sin poder ver a sus familias. “Es que si pides vacaciones te echan”, explican todos ellos. Tras cinco años en la obra, Hamid decidió ir a ver a sus padres en agosto del 2022. “Me despidieron y luego me volvieron a contratar”, dice, mostrando los documentos del paro con ‘baja voluntaria’ que lo demuestran. “Yo no me puedo permitir estar un mes sin cobrar, por eso hace años que no hago vacaciones”, cuenta Mohamed.

Mohamed, empleado en el Grupo Yeste, tiende la ropa del trabajo.

Mohamed, empleado en el Grupo Yeste, tiende la ropa del trabajo. / Jordi Otix

Estos peones son el eslabón más débil de una extensa cadena de subcontrataciones. Imprescindibles para sacar adelante las obras, pero privados en ocasiones de los derechos laborales más básicos.  “Si supiéramos lo que nos toca cobrar, esto no pasaría. Se aprovechan de los inmigrantes, que no sabemos una mierda y no nos enteramos de nada, nos quitan el dinero de las manos y nosotros encima les damos las gracias de darnos trabajo”, sentencia Juan. Mamadou, desde la Sagrera, pide más presencia de los inspectores laborales. “Que pase como en el Camp Nou, que vengan, que vean lo que pasa… el Estado no puede ser cómplice de esto”, implora.

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