Sector en crisis

Evergrande: la debacle del ladrillo en China

La hsitoria económica demuesta que una crisis inmobiliaria basada en deuda desemboca en una crisis bancaria y, finalmente, en una crisis de deuda soberana para los estados altamente endeudados

Xu Jiayin, presidente de Evergrande.

Xu Jiayin, presidente de Evergrande. / CHINA STRINGER NETWORK

Agustí Sala

Evergrande, la gran promotora inmobiliaria china, vive sus días más negros. La Justicia de Hong-Kong ha ordenado la liquidación de este gigante del ladrillo para saldar las deuda con los acreedores. Todo ello se ha producido mientras la compañía trataba de pactar un plan de reestructuración para su deuda internacional ('offshore'). Pero los males de este coloso asfixiado por las deudas vienen de atrás y de un 'boom' y expansión que ha generado una burbuja de deuda gigantesca. Hay quien compara esta debacle con la iniciada por la caída de Lehman Brothers en EEUU en 2008 y alertan de que Evergrande puede ser la punta del iceberg. La hsitoria económica demuesta que una crisis inmobiliaria basada en deuda desemboca en una crisis bancaria y, finalmente, en una crisis de deuda soberana para los estados altamente endeudados.

Estalla la crisis

Las alarmas sonaron de verdad en agosto de 2021, cuando Evergrande incurrió en el impago de su deuda internacional, un indicador que hace perder la confianza de las compañías. El impago supone un gran golpe para la confianza de los inversores. En ese momento, la compañía arrastraba un pasivo superior a los 300.000 millones de dólares. Ello dio pie a cientos de litigios y a una coyuntura de gran incertidumbre en el sector por las implicaciones de una posible quiebra. Previamente, en agosto del mismo año, numerosos proyectos de Evergrande en China se paralizaron debido al vencimiento de deudas. Eso llevó al Banco Central y a las autoridades financieras a advertir a la compañía de que debía reducir riesgos y dar prioridad a la estabilidad. La compañía comenzó a sufrir fuertes oscilaciones en la bolsa de Hong-Kong, donde cotiza, y llegó a suspender la negociación de sus títulos durante dos semanas. En los dos últimos meses del ejercicio, el presidente de la firma, Hui Ka-yan, vendió 1.200 millones de sus acciones por un valor de 342,7 millones de dólares (304 millones de euros) y redujo su su participación del 77% al 67,9 % en busca de liquidez. En diciembre, las acciones del grupo se desplomaron a su mínimo histórico.

Perfil de la compañía

El perfil de Evergrande era el de muchas otras promotoras chinas, que desde el 'boom' inmobiliario de finales de los 90 del siglo pasado dependían en buena medida de altos niveles de apalancamiento, es decir, que empleaban deuda para financiar sus operaciones y acabaron hinchando una enorme burbuja. Y además vendía sus promociones sobre plano. Algunos analistas estimaron que tenía 1,4 millones de viviendas vendidas antes de su construcción cuando estalló la crisis. Eso equivalía a más de 200.000 millones de dólares. El auge del ladrillo, impulsado por una gigantesca deuda, tomó el relevo del sector exterior a finales de los años 90, que había perdido fuerza en la economía china. Evergrande es el máximo ejemplo de un sector impulsado por el proceso urbanizador y el crecimiento de la clase media china. Fue fundada en 1996 en Cantón por Xu Jiayin, que llegó a competir como primera fortuna del país con Jack Ma, el fundador de Alibaba. La firma, que hoy tiene sede en Shenzhen, contaba con más de 1.300 proyectos en 280 ciudades chinas, unos 200.000 empleados y 12 millones de clientes. Al margen de la vivienda, el grupo ha invertido en vehículos eléctricos, parques deportivos y temáticos. Incluso posee un negocio de alimentos y bebidas, que vende agua embotellada, comestibles, productos lácteos y otros bienes en toda China. En 2010, la empresa compró un equipo de fútbol, que ahora se conoce como Guangzhou Evergrande. Desde entonces, ese equipo ha construido lo que se cree que es la escuela de fútbol más grande del mundo. También se dedica al sector turístico a través de su división de parques temáticos, Evergrande Fairyland.

Regulación restrictiva

Tras una etapa sin restricciones ni limitaciones que llevó al sector chino del ladrillo a nadar en deuda, el Gobierno de Pekin optó por poner freno a estos desmanes. Una de estas regulaciones en 2020 buscaba limitar el acceso a financiación a aquellas promotoras que acumulasen un pasivo excesivo, superasen ciertos niveles de apalancamiento o aquellas que no dispusieran de liquidez suficiente para hacer frente a las deudas a corto plazo. Muchas empresas del ramo cayeron en una crisis de liquidez que se sumó a las restricciones aplicadas en aquellos años para “enfriar” el alto precio de las viviendas en línea con el principio establecido por el presidente del país, Xi Jinping, que aseguró que “las viviendas son para vivir en ellas, no para especular”. Estas normas del Ejecutivo de Pekín fueron el punto de inflexión para Evergrande. Estas limitaciones impidierion a Evergrande vender su estoc existente de propiedades o pedir prestados más fondos para financiar sus edificios sin terminar.

Nuevas cargas sobre una situación delicada

Además de las normas más restrictivas, el sector chino del ladrillo se vio afectado por el frenazo al crecimiento provocado por la pandemia. Por aquel entonces, el sector inmobiliario sumaba entorno al 30% del producto interior bruto (PIB) del país. Todo ello combinado se tradujo en la desconfianza de los compradores y en un frenazo del mercado que preocupa no solo a las promotoras sino también a las familias, las cuales ven la vivienda como un importante vehículo de inversión. El peso de esta actividad arrastraría al conjunto de la economía, en caso de una crisis sectorial.

Soluciones que no arreglan

Evergrande presentó en marzo una propuesta para reestructurar casi 20.000 millones de dólares de deuda internacional que había impagado. Pero la solución no salió adelante y ha aplazado en varias ocasiones las votaciones en las que sus acreedores han de decidir al respecto. La última ha sido hace pocos días. La justificación es que las ventas evolucionan peor de lo esperado y, por consiguiente, será necesario rehacer el plan. La compañía esperaba tener el apoyo de sus acreedores antes del 1 de octubre y finalizar con el proceso hacia mediados de diciembre, pero por el momento solo ha logrado algo más del 30% de los votos para un importante segmento de deuda (“clase C”) valorado en unos 13.000 millones de dólares, aunque sí tiene ya la luz verde para otros dos tipos. Las últimas semanas han sido especialmente turbulentas para Evergrande, que anunció pérdidas superiores a 80.000 millones de euros desde 2021 y reactivó la cotización de sus acciones en Hong-Kong tras año y medio suspendidas. Al supuesto arresto domiciliario a su fundador, el grupo suma que ha presentado una solicitud de bancarrota en EEUU, ha alertado de la imposibilidad de emitir nuevos títulos de deuda por la investigación de los reguladores a su principal filial en China, se ha enfrentado a la detención de empleados de su filial de gestión de patrimonio y ha vuelto a congelar sus acciones.

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