Galicia podrá usar parques eólicos que ya existan para producir hidrógeno renovable

Bruselas flexibiliza los criterios del nuevo combustible y abre la puerta a que Francia tire de nuclear | La eólica marina con ayudas queda fuera de la conexión a electrolizadores

Panorámica del parque eólico de Cabo Vilán en Camariñas.

Panorámica del parque eólico de Cabo Vilán en Camariñas. / MARTA G. BREA

Julio Pérez

Julio Pérez

Los gases renovables, y particularmente el hidrógeno, pasaron de un discretísimo segundo plano en la descarbonización de la economía a jugar “un papel clave” en el Pacto Verde Europeo y en el plan REPowerEU diseñado por las autoridades comunitarias para cerrar el grifo cuanto antes a la importación de combustibles fósiles desde Rusia. El nuevo combustible estrella de la transición energética nace de la separación de las moléculas de hidrógeno y oxígeno del agua aplicando una corriente eléctrica. En la UE hay ahora mismo instalados 120 megavatios (MW) de electrolizadores. Casi todas son plantas de demostración y la de mayor potencia en construcción alcanza los 20 MW. ¿Cuál es la meta a corto plazo? Llegar a 6.000 MW a finales de 2025. En el ritmo de despliegue de las infraestructuras no ayudó el considerable retraso de Bruselas en la publicación de las reglas para definir qué es hidrógeno verde. “Para la Asociación Gallega del Hidrógeno es clave que la normativa sea clara, por lo que esperamos que, a la mayor brevedad posible, se definan los criterios. Un marco regulatorio estable aportará seguridad y atraerá inversión para los numerosos proyectos que puedan surgir”, apuntaban a FARO desde la entidad que reúne a los principales promotores y a la cadena de valor del sector en la comunidad hace un par de semanas, cuando se esperaba la inminente decisión de la Comisión Europea.

Más de un año después de lo previsto, Bruselas aprobó el pasado viernes los dos actos delegados que recogen esos criterios y ayer los dio a conocer. Se esperaba cierta flexibilidad para facilitar el arranque del sector. Y así es. Entre otras facilidades, los productores de hidrógeno verde podrán abastecerse de instalaciones eléctricas renovables que ya funcionen a través de contratos de compraventa a largo plazo –los PPA, por sus siglas en inglés (Power Purchase Agreement)–, siempre que los electrolizadores se enciendan antes de 2028.

La descomposición de las moléculas de agua es un proceso que consume mucha electricidad. Con la tecnología actual, para sacar un kilo de hidrógeno se necesitan alrededor de 50 kilovatios hora (KWh). Las 100.000 toneladas anuales de hidrógeno verde estimadas por la Xunta en 2030 en la Axenda Enerxética de Galicia requerirán entre 9.000 y 10.000 GWh, toda la producción de los parques eólicos actualmente en operación en la comunidad.

La Comisión Europea quiere garantizar que el hidrógeno verde solo pueda alimentarse de electricidad renovable “adicional” –es decir, nuevos parques eólicos o huertos solares pensados expresamente para abastecer de energía a los electrolizadores–, generada “al mismo tiempo y en la misma área geográfica”. “Si la producción de hidrógeno no fuera acompañada por una generación renovable adicional –insiste–, la demanda de electricidad adicional de los electrolizadores podría correr el riesgo de conducir a una mayor generación de energía basada en combustibles fósiles”.

¿A qué viene entonces esa fase de transición hasta el 1 de enero de 2028, en la que se permite en Galicia tirar de parques eólicos construidos o ampliados en los tres años previos a encender la planta de producción de hidrógeno? “El motivo de esta excepción es que la planificación, los procesos de obtención de permisos y la instalación de nueva energía renovable adicional lleva tiempo y podría provocar retrasos en el despliegue de los electrolizadores y limitar el potencial para crear economías de escala”, asegura el ejecutivo comunitario, que debe pasar ahora los dos actos delegados al Parlamento Europeo y al Consejo para su aprobación. Ambos organismos disponen de dos meses para aceptar la propuesta o presentar objeciones, con dos meses más de prórroga, pero sin autoridad para modificar el contenido.

Bruselas achaca la fase de transición al retraso en permisos a nuevas renovables

Hay otro criterio especialmente relevante en el desarrollo del hidrógeno verde en Galicia. Quedan fuera de los posibles suministradores de electricidad renovable aquellas instalaciones que reciban ayudas de Estado tanto a la operación como a la inversión. Si los primeros parques eólicos marinos previstos en la comunidad finalmente optan a este tipo de apoyos, su generación tendría que dedicarse a consumo doméstico o industrial, pero no a electrolizadores.

La clarificación de los criterios llega en plena negociación para impulsar el famoso hidroducto que conectará España con Alemania a través de Francia, que condicionaba su participación a que la Comisión Europea incluyese las centrales nucleares como suministradores de electricidad a los productores de hidrógeno verde, amparándose en sus bajas emisiones contaminantes. La consideración de toda electricidad como renovable en los actos delegados si en una zona determinada existe, efectivamente, una intensidad baja de gases de efecto invernadero –18 gramos de CO2 equivalente por megajulio, un parámetro que cumplen Suecia y, precisamente, Francia–, abre la puerta a hacerlo.

“Es cierto que hay una serie de restricciones para que se pueda hacer esa contabilización: se deben firmar PPAs renovables por la cantidad equivalente y cumplir los criterios de correlación temporal y geográfica, pero no el de adicionalidad. Es preocupante”, asegura Nicolás González Casares, eurodiputado socialista y miembro de la Comisión de Energía, que destaca la incorporación de un artículo que no estaba en el borrador para valorar en 2028 el impacto de todos los criterios, costes y reducción de emisiones. 

el bum del hidrógeno

  • 1. Un combustible residual

    Ahora mismo en la UE hay instalados 120 MW de electrolizadores, la mayoría en plantas demostrativas. El objetivo para 2025 son 6.000 MW.

  • 2. Prioritario en la ruta de Galicia

    La Xunta aspira a que en 2030 en la comunidad se produzcan unas 100.000 toneladas anuales.

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