La multinacional ZF, con tres plantas en Vigo, proyecta una fábrica de chips en Alemania

Se alía con la norteamericana Wolfspeed para una instalación de 3.000 millones que producirá para el sector de la automoción

La multinacional ZF, con tres plantas en Vigo, proyecta una fábrica de chips en Alemania

La multinacional ZF, con tres plantas en Vigo, proyecta una fábrica de chips en Alemania / A. A.

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

La industria del automóvil sigue sufriendo las consecuencias que dejaron el estallido de la pandemia de COVID o de la guerra en Ucrania. Las tensiones logísticas y la crisis de suministros colean en el sector, en especial por la falta de microchips, presentes en varios de los componentes de los vehículos. Una carestía que está obligando a parar las fábricas, como es el caso de Stellantis Vigo, que solo el año pasado vio disminuida su producción en 90.000 coches a causa de las múltiples paradas, que se siguen reproduciendo en este comienzo del año. Por este motivo, los grandes fabricantes de chips se han puesto las pilas para intentar cubrir la demanda existente, acrecentada con la revolución del vehículo eléctrico. Y esto es lo que pretende ZF Friedrichshafen (ZF Group). La multinacional de origen germano, que tiene dos plantas y un centro de I+D en la comarca de Vigo, planea invertir 3.000 millones de euros para levantar una gigafactoría con la colaboración de la nortemaricana Wolfspeed. Un proyecto con el que fabricarán semiconductores de silicio dedicados al sector de la automoción.

La noticia fue adelantada a finales de la semana por el Handelsblatt, el primer periódico económico alemán, y confirmada más tarde por Reuters y Bloomberg. Los medios señalan que Wolfspeed, que tiene una participación mayoritaria en el proyecto, apuesta por dar una segunda vida a la antigua central eléctrica de carbón en Ensdorf, situada en el estado de Saarland, pegado a Francia y Luxemburgo. Allí esperan comenzar en cuatro años e invertir unos 3.000 millones de euros en la obra, que incluirá también un centro de investigación que, aquí sí, está liderado accionarialmente por ZF.

El último escollo que faltaría para tener la luz verde definitiva sería el conocer la intensidad de las ayudas que recibirían del país, una situación parecida a la que vive la planta de Stellantis Vigo con el Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC). De hecho, al igual que sucede con la factoría olívica, Wolfspeed y ZF aspiran a que un cuarto de la inversión sea cubierto con subsidios.

Con este movimiento, Alemania habría logrado atraer a dos fabricantes de chips tras haber hecho lo propio con la estadounidense Intel, que anunció una fábrica de semiconductores de 18.400 millones de dólares (unos 17.000 millones de euros al cambio actual) en Magdeburg, ciudad situada al oeste de Berlín. Situación contraria a la de España con el Perte Chip, que por el momento no ha logrado atraer a ningún gran productor de chips.

Galicia

La inversión, clave para la industria de la automoción, llegaría de la mano de una multinacional que tiene una pica en Vigo desde 2014. Aquel año el grupo alemán adquirió TRW Automotive, una firma con sede en Livonia (Michigan) y que contaba con tres plantas en la comarca viguesa: dos en O Caramuxo, Dalphimetal España y Dalphimetal Seguridad, y una tercera de estructuras de magnesio en Porriño. Las fábricas estaban bajo su paraguas desde que en 2005 se hizo con el 68% de la firma viguesa de componentes Dalphimetal tras el pago de unos 113 millones de euros.

Para hacerse con TRW, ZF Group desembolsó nada menos que 13.500 millones de dólares (12.430 millones de euros), lo que dio origen al segundo mayor fabricante de componentes del mundo. En aquel momento las plantas de la comarca de Vigo contaban con 500 trabajadores.

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