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Administradores de fincas temen un aluvión de impagos a finales de año por la inflación

Las familias priorizarán otros gastos sobre el pago de las cuotas, advierten | El colegio gallego de estos profesionales apuesta por renovar la ley de propiedad horizontal del 69

Dos vecinos entrando en un edificio de viviendas. | // ALBA VILLAR

Se encarece la vivienda, la cesta de la compra, las facturas, llenar el depósito del coche... y, cuando el agua llega al cuello y la cuenta bancaria amenaza con teñirse de rojo, “a la hora de priorizar, a lo mejor decides no pagar la comunidad de vecinos”. Lo cuenta a FARO Carmela Lavandeira, abogada especializada en la materia en Fincas Lavandeira y vicepresidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Galicia. Tanto ella como el presidente de la entidad, Martín Bermúdez, coinciden en que a finales de año se experimentará un aumento “más evidente” y “más fuerte” de la morosidad en los pagos de las cuotas de la comunidad por parte de los propietarios.

De momento, lo que ambos expertos están notando son “pequeños repuntes” en los impagos, que Lavandeira califica más como retrasos en el cumplimiento de las cuotas que como una verdadera morosidad. Es la misma opinión que manifiesta Miguel Álvarez, de Algonza Comunidades. También él considera que “seguramente” se dé ese escenario de impagos más pronunciados a finales de año, pero matiza que “dependerá de muchos factores: del precio de la energía, del empleo, del mercado, de la guerra...”.

Cuando uno o varios propietarios no pagan las cuotas correspondientes, es el resto de los vecinos el que tiene que hacer frente a esos pagos porque los servicios tienen que seguir funcionando. El ascensor, la limpieza y la iluminación de las zonas comunes, el pago del gas en caso de haber calefacción central, las derramas, el mantenimiento, el portero... Son cuantías que tiene que abonar la comunidad en su conjunto independientemente de que alguno de los propietarios no pueda hacer frente a estos gastos. O no quiera.

Y la distinción no es baladí. Lo explica Bermúdez: “Los morosos son una de las cosas que más molestan a los propietarios, pero, si alguien no paga porque no puede, lo entienden; ahora, si no paga porque no quiere, ya no lo entienden”. Y, por este motivo, no son pocas las ocasiones en las que las juntas de vecinos acaban subiendo de decibelios o incluso, en los casos más delicados, son escenario de algún encontronazo físico.

Precisamente para evitar estos impagos, el Gobierno aprobó recientemente una ley que dota a las comunidades de propietarios de la potestad de sancionar a los vecinos morosos privándolos de utilizar zonas comunes como la piscina, las zonas verdes o el gimnasio. Basta con que se apruebe en junta. Eso sí, los elementos susceptibles de ser vetados no pueden ser esenciales para la habitabilidad de la vivienda, es decir, se puede prohibir a un vecino utilizar la barbacoa de la urbanización, pero no el ascensor del edificio. Tanto Bermúdez como Lavandeira coinciden en que se trata de una medida que no ayuda a resolver el problema de fondo. En primer lugar, porque son una exigua minoría las comunidades de vecinos que disponen de estos elementos de ocio; en segundo, porque es “muy complicado” garantizar su cumplimiento. “A no ser que sean urbanizaciones grandes con guardias de seguridad o socorristas en las piscinas, ¿quién se va a asegurar de que ese vecino se vaya de un sitio?”, se pregunta Lavandeira.

Por eso desde el Colegio de Administradores de Fincas de Galicia señalan que lo más deseable sería una reforma de la Ley de Propiedad Horizontal, ya que la actual data de 1969, momento en el que no existían realidades como las juntas de vecinos telemáticas o los puntos de recarga para vehículos eléctricos y momento, también, desde el cual se han ido introduciendo “parches”, a juicio de los expertos consultados, que retocan la normativa periódicamente. Bermúdez pone como ejemplo la instalación de ascensores: “Primero solo podía aprobarse por unanimidad, luego con dos quintas partes de los vecinos a favor y ahora llega con una mayoría simple [más votos a favor que en contra]”.

Aunque desde todos los colegios de España han redactado una ley para que Gobierno y oposición la valoren como alternativa a la actual, desde el gallego recalcan que una gran mayoría de los conflictos vecinales por impagos de cuotas no llega a los juzgados. “El vecino moroso sabe que, si va a juicio, va a tener que pagar sus cuotas y, además, las costas”, valora Bermúdez.

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