El escenario económico se ha deteriorado mucho. Las tensiones geopolíticas por la Guerra de Ucrania, la crisis energética y el giro de la política monetaria avanzan con fuerza frente a la expansión económica que se anticipaba hace meses tras el adiós a la pandemia de coronavirus. Y esto se traduce en una “fuerte desaceleración” de la economía tras el verano, según las previsiones macroeconómicas publicadas por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas). Este servicio de estudios mantiene su previsión de crecimiento en el 4,2% este año y anticipa una fuerte contracción hasta el 2% el próximo, 1,3 puntos menos que en la anterior previsión, con una inflación media del 8,8% en 2022 y del 5% para 2023.

Si bien este servicio de estudios no confirma la tan sonada recesión, al menos no técnicamente –prevé un crecimiento plano en el cuarto trimestre del 0% y un alza en el primer trimestre de 2023 --, tampoco la descarta en caso de que la situación empeore, algo que no es descartable en el contexto actual de crisis. “Bastaría con que (los precios energéticos) crecieran más (de lo previsto) para tener un crecimiento negativo (en el cuarto trimestre)”, reconocía el director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas, Raymond Torres, en la presentación de las previsiones.

Así, el crecimiento del PIB este ejercicio no varía frente a las previsiones anteriores, pero sí lo hace la composición de esta tasa en la que la demanda interna reduce su peso hasta en 2,1 puntos (1,7 puntos menos que la estimación de marzo) por la pérdida de capacidad de compra de los consumidores por la inflación, mientras que la externa se incrementa hasta 2,1 puntos (1,7 puntos más) por la recuperación del turismo, pero también por el alza de las exportaciones de bienes y servicios no turísticos. La Fundación de Cajas de Ahorros proyecta una inflación media para el presente ejercicio del 8,8%, 2,8 puntos por encima respecto a su anterior escenario, y del 5% para 2023, 2 puntos superior.