Después de un 2021 con “los primeros signos de recuperación” y un incremento del 5% en la facturación, la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime) se mueve en la incertidumbre ante las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania para el atolladero de las materias primas, agravado por el reciente paro de transportistas. “Las empresas del sector atraviesan una situación en muchos casos más grave incluso que durante los peores momentos de la pandemia”, aseguró ayer el presidente, Justo Sierra, durante la asamblea anual de la entidad, ante las paradas de actividad provocadas por el COVID-19, la falta de suministros y “la explosión del coste energético”.

Una “tormenta perfecta” que ha llevado al metal gallego a “tirar por tierra” todas las previsiones para este año. “Estamos ante un grave problema de desabastecimiento de materias primas que están retrasando los proyectos y la senda de la recuperación. Hay empresas que, si no se estabiliza la situación, tendrán que volver a recurrir a los ERTEs”, añadió Sierra, que admitió el alto precio que se está pagando “por depender de otros”, especialmente China.