La economía gallega apuntaba maneras en verano. El mes de agosto “fue incluso mejor que el de 2019”, según Santiago Lago, director del Foro Económico de Galicia. Pero llegó la otra crisis, la de los suministros, y el despegue del Producto Interior Bruto (PIB) se ralentizó. La automoción simboliza los vaivenes, con una producción de récord inesperada en la segunda mitad de 2020 y el arranque de 2021. Es el epicentro de los cuellos de botella en las materias primas por la falta de chips, lo que ha aletargado la fabricación de coches made in Galicia y las exportaciones. “No por falta de demanda, sino de piezas”, recuerda Lago, que prevé que el freno se vaya diluyendo “en buena medida” a lo largo del próximo ejercicio para alcanzar otra vez “tasas de crecimiento muy potentes”. Será también cuando muy posiblemente el PIB autonómico recupere los niveles previos a la pandemia, antes que el conjunto del Estado.

La menor dependencia del turismo extranjero, el mayor peso de industrias básicas como la alimentaria y ese espectacular comportamiento de la automoción contuvieron el impacto de la crisis sanitaria en la economía de Galicia en 2020. Y son las mismas razones que han hecho que vuelva a crecer también por encima del Estado, sorprendentemente. “Seguimos viendo factible que Galicia crezca por encima del 5%, caminando incluso hacia el 6% en 2021 y España se quedará más cerca del 5% que del 4%”, apuntó Lago durante la presentación ayer del nuevo Informe de Coxuntura del Foro Económico.

No son cifras nada malas, defiende Fernando González Laxe. El catedrático y expresidente de la Xunta resalta “la cierta dosis de firmeza y robustez” en la recuperación por el alza tanto de la demanda interna como de las exportaciones, frente a otras crisis donde solo una de ellas tiraba. “Galicia es una economía abierta y, por tanto, le afectan más los shocks por los problemas de aprovisionamientos, precios de la energía y los cuellos de botella”, asegura, con una proclama a favor de “diversificar la exportación hacia las economías emergentes”.

En ocupación, afiliación y el empleo recogido en la contabilidad regional, Galicia sí recuperó el terreno perdido en el mercado de trabajo, aunque “al igual que la incidencia fue menor en la crisis, la capacidad de generar empleo en la comunidad es inferior”, subraya el economista José Francisco Armesto, que alerta de la pérdida de población activa y el aumento de la precariedad.