La maternidad de Lourditas pasará a la historia. Y de ahí su nombre, evocando uno de los mayores milagros en la tradición católica. Ella fue el primer ejemplar hembra de pulpo nacida en cautividad capaz de reproducirse con su pareja, Goliath, y abrir el esperadísimo camino de la acuicultura para una de las joyas de los mares, en horas muy bajas por la enorme demanda mundial y la sobreexplotación de los caladeros donde vive el cefalópodo.
No solo tuvo crías. Es que, además, sobrevivió a la puesta, algo excepcional, y estrenó una dinastía del Octupus vulgaris de granja que va ya por la cuarta generación.
El éxito del proyecto liderado por el Instituto Oceanográfico de Vigo (IEO) y sus compañeros de Tenerife ha llevado a la madrina y dueña de la patente, Nueva Pescanova, a dar otro paso más con el arranque de los trámites para levantar en Las Palmas de Gran Canaria su primera planta para criar pulpos y cumplir su objetivo de saltar al mercado en 2023.
La empresa gallega ha solicitado a la Autoridad Portuaria de Las Palmas una concesión para poner en marcha una granja de para la cría del pulpo. Los 65 millones que la empresa gallega prevé destinar a este proyecto es “la mayor inversión privada de la historia del muelle de La Luz”, según indicó ayer el presidente de los Puertos de Las Palmas, Luis Ibarra.
“No es solamente la importancia de lo que representa para el sector de la acuicultura, sino un canto a la historia del puerto”, que fue “principal exportador mundial del pulpo”, agregó en declaraciones recogidas por Efe durante la inauguración de la Feria Internacional del Mar.
La petición de Nueva Pescanova incluye una parcela de 52.691,51 metros cuadrados, otros 713 de subsuelo y 517,68 más de espacios sumergidos en el ámbito de la dársena de África y la zona de aguas exteriores del Puerto. El Boletín Oficial del Estado (BO) publicó ayer el anuncio con el que arranca el trámite de competencia de proyectos, periodo durante el que otras empresas podrán presentar sus propias propuestas para el espacio solicitado por la pesquera.
“Seguimos apostando por crecer en operaciones de acuicultura, además de en la pesca”, señalaron ayer fuentes de la compañía con sede en Chapela. “En el caso del pulpo, nuestro centro principal de acuicultura seguirá siendo el Pescanova Biomarine Center en O Grove –añaden– y estamos buscando posibles ubicaciones para aumentar su producción a futuro”. De hecho, el centro de I+D recientemente inaugurado se centra en la cría del cefalópodo en cautividad, el niño mimado de los planes de futuro del grupo presidido por José María Benavent, junto con los trabajos de innovación también en el negocio del rodaballo que ya cuenta con su propia piscifactoría en el concello lugués de Xove a través de la filial Insuiña.
El Octupus vulgaris es la especie de pulpo más consumida en España. Está presente, sobre todo, en el océano Atlántico, el mar Mediterráneo y Mauritania. ¿Por qué es tan difícil sacar adelante su cría en cautividad? Porque necesitan una condiciones muy, muy concretas de habitabilidad –desde la temperatura a las corrientes, pasando por su salinidad– y evitar el estrés que el encierro provoca en el cefalópodo. La tasa de superviviencia del pulpo salvaje es de solo el 0,0001%.
De ahí que Nueva Pescanova presentase como un hito el cierre del ciclo de reproducción en acuicultura hace justo dos años, con la previsión de elevar un 50% esa tasa. “El objetivo de la compañía es continuar explorando opciones de cara a una futura comercialización del pulpo, como respuesta a la alta demanda a nivel internacional en los últimos años, lo que ha provocado una reciente escasez de pulpo salvaje y, por tanto, un problema de sostenibilidad del medio marino”, explicaba entonces la compañía dirigida por Ignacio González, que en más de una ocasión ha apuntado a esta nueva división de negocio como clave en el futuro de la compañía.
El arranque de los trámites para la planta en Gran Canaria llega después de otro anuncio de ampliación de Nueva Pescanova en Perú. Allí construirá una nueva fábrica de 8.000 metros cuadrados, que comenzará a operar a finales de 2021 y en la que invertirá 7 millones de euros. La factoría se dedicará al procesamiento y comercialización de cefalópodos como la pota, pescados como el mahi o procesados como el surimi, de los que se estima una producción de 12.700 toneladas anuales. También se procesarán unas 900 toneladas de otras especies como el pulpo, el calamar o el pejerrey. En total, 13.600 toneladas anuales. La factoría de la filial Novaperú estará ubicada en el puerto pesquero de Pucusana, a las afueras de Lima, “un enclave estratégico para la compañía por su proximidad al mar”, con 170 empleos directos.
La crisis del coronavirus, con los cierres y fuertes restricciones a la hostelería, pasó factura a las ventas de Nueva Pescanova. La cifra de negocio alcanzó en 2020 los 905 millones de euros, un 14% menos que el ejercicio anterior y la menor cifra desde 2003.
