BETA Implants (Biomechanical Engineering & Technical Assistance) plantea la construcción de una nave en la Plataforma Logística de Salvaterra-As Neves (Plisan), que no será una nave. Una factoría que dista mucho de parecerse a una. La firma de prótesis veterinarias quiere levantar en el puerto seco una “miniurbe” que será verde, eficiente y abierta a sus trabajadores. “Tenemos un compromiso con nuestros empleados y queremos que la gente se sienta como en casa”, explica la fundadora y directora general de la compañía, Bibiana Rodiño. Con ello, la empresa prevé pasar de 1,5 millones a 10 de facturación en los próximos diez años, en los que también espera alcanzar la cifra de 200 empleados desde la treintena actual. Así es el proyecto presentado por BETA Implants a Zona Franca, que contará con 1.200 metros cuadrados y que contará con una zona de conferencias y formación, un área social con sala lactancia y gimnasio con rocódromo, área de I+D y la zona productiva.
La firma plantea crear una "miniurbe"
La compañía nació en 2015 como un proyecto para el diseño y la fabricación de implantes para uso veterinario. Tras pasar por la aceleradora VíaGalicia de Zona Franca creció hasta convertirse en un referente con una plantilla que incluye a ingenieros biomecánicos o cirujanos. “El I+D+i es el corazón de BETA, innovamos todos los días y tenemos un departamento propio que está creciendo”, comenta Rodiño.
Sus nuevas instalaciones en la Plisan también albergarán ese espíritu innovador. El proyecto presentado al delegado del Estado en Zona Franca, David Regades, recoge la creación de un recinto cerrado dividido en cuatro volúmenes con un jardín central y muchas zonas verdes. “La idea es no tener la percepción de polígono industrial, porque en los espacios verdes la gente también podrá trabajar o tomar un café”, precisa la directora general. La “nave” contará con parking de bicicletas, enchufes para coches eléctricos y paneles fotovoltaicos, ya que también se perfila como una planta eficiente y sostenible.
Para sacar adelante la propuesta, Rodiño explica que llevaron a cabo una búsqueda intensa entre arquitectos y que finalmente apostaron por Pablo Menéndez. “Supo captar muy bien la idea, que no sea una nave, sino un edificio que represente lo que es BETA. Supo encajar que el edificio tenía que representar nuestra filosofía”, precisa la directora general de la firma.
La planta que BETA Implants creará en la Plisan contará con 1.200 metros cuadrados construidos dentro de una parcela de 2.500 metros cuadrados que disponen durante como derecho de superficie –con opción de compra– para los próximos treinta años. Las empresas que colaboran en la construcción son MaM con el arquitecto Pablo Menéndez y Cotpa Ingeniería con Diego Patiño. El objetivo de la firma es estar ya en sus nuevas instalaciones a principios de 2022.
“Estoy orgulloso de que una empresa que se desarrolló en una de las aceleradoras del Consorcio presente este crecimiento innovador y socialmente responsable con empleo de alta calidad y que ya compite con multinacionales”, apunta por su parte David Regades, que destaca el trabajo realizado por Zona Franca “para desatascar la Plisan”, una labor que “ha dado sus frutos”.
La de BETA Implants es la segunda nave que se levantará en el polígono después de la conservera Albo. Esta semana el comité ejecutivo de la Zona Franca dio luz verde a la nueva comercialización en la Plisan del área incluida en el Área Logística Empresarial, un total de 39 parcelas (278.000 metros cuadrados) con precios de 53,21 euros/m2 para las parcelas de más de 20.000 metros cuadrados serán de y de 71,71 euros/m2 para las de menos.
Futuro
El futuro de BETA Implants pasa por diversificar su cartera de productos y dar el salto a otros nichos de mercado, como el sector de implantes para personas. Según explica Bibiana Rodiño, uno de los objetivos que persiguen es que el empleo tecnológico se quede en Galicia. De hecho en la actualidad tienen abierta la contratación de cinco ingenieros. “Esto nos hace únicos a nivel internacional y nos permite competir con grandes empresas multinacionales, que de otra forma no podríamos, y con países emergentes, porque no competimos en precio sino en calidad y servicio”, explica Rodiño.
