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Proceso en la construcción de uno de los cruceros encargados a Werften. | // MV WERFTEN

Berlín estira el rescate a sus astilleros

El auxilio a Werften con fondos Covid, por 193 millones, equivale a una pequeña parte de los 570 que pide la empresa | Alemania le exige la construcción de seis cruceros a cambio

El 9 de octubre el astillero alemán MV Werften formalizó el acuerdo para recibir un préstamo de 193 millones de euros de dinero público, procedentes del Fondo de Estabilización Económica (Wirtschaftsstabilisierungsfonds). Es un programa lanzado por el Gobierno de Berlín, validado por la Comisión de Competencia, para dar cobertura a empresas en crisis como consecuencia del Covid-19. Esos 193 millones son una pequeña parte no solo de los rescates ejecutados por Berlín y Holanda a su sector naval –las operaciones ya aprobadas superan los 620 millones de euros, como ha publicado FARO–, sino también de las cantidades que ha reclamado la propia Werften para no quebrar. El SOS de la compañía es mucho más abultado: 570 millones para mantener abiertas las instalaciones de Wismar, Rostock y Stralsund. Si el Ejecutivo de Angela Merkel acepta la reclamación del grupo naval, y de acuerdo a los requisitos de los Wirtschaftsstabilisierungsfonds –la ayuda superaría el tope de 250 millones de euros–, Bruselas tendría que abrir un expediente oficial, supervisar la operación y comprobar que no altera la libre competencia.

El periodista de investigación alemán Stefan Buchen, para la revista Panorama 3, ha desvelado los términos de una petición considerada ya en los medios locales como una “quiebra encubierta”. Werft es propiedad de Genting Hong Kong, del magnate malasio Tan Sri Lim Kok Thay, que adquirió y fusionó los astilleros para construir su propia flota de cruceros. ¿Tiene un plan de negocio claro y viable que respalde esa inyección de fondos públicos? Es lo que está en duda en el Gobierno federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, que de momento ya ha exigido contrapartidas. La primera, para que Genting realice “aportaciones de liquidez” al constructor naval, aunque la firma asiática ha asegurado haber invertido más de 2.000 millones de euros en el relanzamiento de Werften. La segunda es más llamativa: Berlín quiere que el astillero se comprometa a construir “al menos seis buques” de clase universal (universalklasse) para hasta 2.000 pasajeros. El Crystal Endeavour, en proceso de construcción, consta por ejemplo de cien suites para 200 personas; el Evrima de Hijos de J. Barreras, para The Ritz-Carlton Yacht, tiene capacidad para otros 298 pasajeros. La demanda del Gobierno alemán contrasta con la tendencia del mercado, fuertemente impactado por el Covid, enfocado ahora en buques de menos capacidad. No solo eso, el diseño de esta serie costaría 113 millones de euros, según la documentación oficial del Gobierno federal.

La operación se ha realizado como una especie de project finance –como sucedió con la macroplanta de rodaballo de Pescanova SA en Portugal–, en la que la garantía otorgada al Gobierno por la disposición de estos fondos Covid es el propio barco, a medio hacer en las gradas. FARO trató ayer de constatar si la Comisión de Competencia ha analizado en detalle los rescates a los astilleros de Alemania y Holanda con partidas vinculadas a la lucha contra la pandemia, sin respuesta. El Ministerio de Industria tampoco contestó, por segundo día, a las preguntas de este periódico respecto a la posibilidad de “copiar”, como reclama el sector, este modelo para blindar la continuidad de una industria estratégica.

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