La fabricante de componentes de automoción Borgwarner ha retirado el expediente de regulación de empleo (ERE) que planteó formalmente el lunes para 103 trabajadores de la factoría de Zamáns y que suponía la reducción de algo más del 20% de la plantilla. El comité de empresa había respondido a esta medida con una huelga indefinida, que también ha quedado suspendida. Ambas partes han acordado emprender ahora un nuevo proceso de negociación, que arrancará el lunes y se prolongará hasta el 31 de agosto, a fin de abordar una solución de continuidad para todos los trabajadores sin los planes de ajuste planteados de inicio. En todo caso, la compañía ha supeditado el "futuro de la planta", con más de 600 empleados, tanto a que se garantice "su competitividad" como a "poder luchar por la adjudicación de nuevos proyectos". La fábrica de Vigo, de la división Emissions Systems de la multinacional norteamericana, está especializada en la fabricación de válvulas de recirculación de gases de escape (EGR) para motores de combustión, sobre todo diésel.

De hecho su exposición a este combustible es la razón que expuso la dirección de Borgwarner para razonar la presentación del ERE. "Es consecuencia directa del mercado -dijo el martes sobre el expediente-. La caída del diésel es un hecho objetivo que se ha hace notar en la bajada de ventas y volúmenes desde 2018. Hace 10 años, las motorizaciones diésel representaban más del 70% del mercado. El año pasado no alcanzaron el 28%", ahondó la firma de automoción, muy crítica con la convocatoria de huelga. Tanto la empresa como los representantes de los trabajadores han valorado ahora el inicio de un nuevo proceso de negociación, que contará con la mediación del AGA (gestionado por el Consello Galego de Relacións Laborais). El comité reunirá mañana en asamblea a toda la plantilla para informar de los acuerdos adoptados por la mesa negociadora.