Si en lo que queda de semana no existe un acercamiento, los 477 trabajadores de la planta de BorgWarner en Zamáns (Vigo en protesta por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que la multinacional estadounidense pretende llevar adelante para extinguir algo más del 20% de los contratos, 103, por la languidez del mercado del diésel. En eso insistía ayer la dirección de la planta, que apeló al diálogo con los representantes de los trabajadores.

El comité de empresa también reitera su acusación de "mala fe" por parte de BorgWarner, dado que la fábrica viguesa está ahora mismo en un ERTE por la Covid-19. Respaldado por todos los sindicatos integrantes, el presidente, Luis Lobato, aseguró que la empresa "busca aprovechar la bajada de ventas coyuntural para despedir a 103 trabajadores". De hecho, los representantes de los trabajadores señalaron en una comparecencia conjunta ayer que la planta de Vigo ganó 15 millones en 2018 y que, a falta de la auditoría, el beneficio en 2019 ascendió a 12,4 millones. Una de sus alternativas es el traspaso de carga de trabajo de la factoría de Viana, donde el crecimiento de la plantilla ha sido "exponencial" mientras en la de Zamáns se recortaron 140 temporales en los dos últimos años. El comité se abre a un ERE rotatorio y a rescatar "del cajón" el plan de bajas incentivadas pactado en mayo.

BorgWarner lamentó la convocatoria "sin haber mantenido ninguna reunión con la dirección y sin plantear ninguna propuesta" y destaca que "no entiende por qué los sindicatos se han desentendido" del plan de acompañamiento social que se les ofrece con "diferentes medidas para minimizar el impacto de un ERE inevitable". La oferta de diálogo va de la mano de un aviso: la competitividad está en riesgo "y el futuro de la empresa a medio y largo plazo".