El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, ha lamentado la grave situación que vive Renault debido a la crisis del coronavirus y ha llegado a asegurar que "se juega la supervivencia" y "puede desaparecer".

Así lo ha señalado Le Maire tras conocer los planes de la compañía que pasan por el cierre de tres fábricas ubicadas en Francia. El ministro teme que las consecuencias económicas de la pandemia hagan desaparecer no solo a Renault sino también a los grandes constructores industriales, pilares clásicos del sector automovilístico de Galicia.

El motor gallego, que ya ha iniciado su desescalada, vive pendiente del anuncio de los planes de reestrucuración no solo de este proveedor, también de Nissan que ya ha anunciado que estudia prescindir de 20.000 trabajadores, incluida la fábrica de Barcelona.

En el caso de la compañía francesa, son las instalaciones de Dieppe, de Les Fonderies de Bretagne y de Chiosy-le-Roi las que podrían dejar de operar "en un futuro próximo". En total, unas 1.000 personas trabajan en estas tres factorías.

Mientras tanto su planta de Flins podría dejar de producir automóviles y pasar a ser utilizada para otras tareas, como la producción de prototipos. Allí trabajan unas 2.600 personas, sin contar el personal temporal. Sobre esta última, el ministro francés señaló que "Flins no debería cerrar".

En este sentido, el ministro francés ha asegurado que el grupo automovilístico pretende solicitar un préstamo con garantías estatales por importe de 5.000 millones de euros, que todavía no ha sido firmado.

Para llevar a cabo esa transacción, el Ejecutivo le reclama "compromisos" en tres direcciones: el vehículo eléctrico, el respeto de las compañías auxiliares y la localización en Francia de sus actividades tecnológicas más avanzadas.