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Proveedores gallegos tiemblan ante la situación de Renault

La alianza Renault-Nissan-Mitsubishi prevé el cierre de tres fábricas en Francia y una en España para ajustarse a la menor demanda de coches tras la pandemia del coronavirus

Cadena de montaje de la furgoneta e-NV200 que se ensambla en la planta de Nissan Barcelona. // E.P.

Dos crisis, una interna por la fuga de película del hasta hace unos meses su número uno y gurú del sector, Carlos Ghosnnúmero uno, y otra externa e imprevista, como está siendo la pandemia del Covid-19, que está haciendo que se tambaleen los pilares clásicos de la industria del automóvil e incluso nuevas fórmulas de negocio como el car-sharing, han puesto contra las cuerdas al segundo mejor cliente de la automoción gallega tras el Grupo PSA: la alianza francojaponesa Renault-Nissan-Mitsubishi. Tanto es así que las tres compañías, tanto por separado como en su unidad dentro de la alianza, presentarán a final de mes un plan de reestructuración que, salvo sorpresa de última hora, conllevará una intensa reducción del dispositivo industrial en Europa para adaptarse a la menor demanda de automóviles en un mundo postcoronavirus, un plan que pilotará el expatrón de Seat, Luca de Meo.

Aunque no hay confirmación oficial, las víctimas ya tienen nombre y apellidos, y lo peor, al menos en Europa, se lo llevará Francia. Así, según varios medios galos especializados, la firma del rombo podría cerrar las fábricas de Choisy-le-Roy, cerca de París, y Fonderie de Bretagne, en Bretaña, mientras que la de Dieppe, donde se producen los modelos de la marca Alpine, bajaría la persiana en una segunda fase. Con todo, la multinacional francesa, que afronta su tercer rescate público desde la Segunda Guerra Mundial (el Estado galo es uno de sus principales accionistas), no pretende que haya despidos.

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En España, la planta sacrificada será la de Nissan en Barcelona, cuyo cierre es una amenaza constante desde hace más de una década, lo que afectaría a 3.000 empleos directos y unos 20.000 indirectos. El centro catalán, que trabaja muy por debajo de su capacidad industrial, lo que lastra su rentabilidad, derivaría su producción a varias plantas francesas, dentro de un nuevo plan de producto de la alianza franconipona que, al igual que hizo PSA tras la llegada de Carlos Tavares en 2013, reducirá su portfolio de modelos para centrarse en aquellos más rentables, sobre todo ahora en un contexto de posible contracción mundial de las ventas por el Covid-19. En ese cambio de cromos entre plantas tampoco se descarta que las de Renault en Valladolid y Palencia (Villamuriel de Cerrato) puedan perder algunas de sus siluetas históricas en favor de la planta británica de Sunderland (Nissan), aunque la continuidad de ambos centros de ensamblaje y de las plantas de motores y transmisiones estaría asegurada.

Renault-Nissan-Mitsubishi es el segundo mejor cliente de los fabricantes de componentes instalados en Galicia, solo por detrás de PSA, que sigue representando un tercio de sus ingresos, y por delante del grupo Volkswagen y de Ford. Al sector también le preocupa el porvenir de la compañía norteamericana ante el temor de que pueda repatriar producción de Europa a EE UU.

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