Primero fue Fincantieri, que el 13 de marzo -un día antes de la declaración del estado de alarma en España- decidió suspender la actividad de sus astilleros italianos dada la gravedad de los efectos de la pandemia y para contener su expansión. Astilleros de Murueta cogió el testigo en territorio español, con el cierre temporal la pasada semana de sus instalaciones de Murueta y Erandio. La industria de construcción naval no figuraba entre las prohibidas por el real decreto del Gobierno, y mantenía unos niveles de producción "aceptables", indican fuentes del sector. "Se habían bajado marchas en algunos casos, con horarios más reducidos o centrados en el segmento de reparación". Pero la propagación del coronavirus ha complicado al extremo su trabajo. Ayer fue Freire Shipyard (Construcciones Navales Paulino Freire) la que acordó con el comité de empresa la paralización temporal de la actividad en sus centros. "Vemos necesaria la adopción de este tipo de medidas, que ya habían sido contempladas dentro del plan de contingencia de la dirección, para seguir garantizando la salud y seguridad de todos los trabajadores", indicó el astillero. Un empleado de una de las auxiliares dio positivo por coronavirus. Freire negociará un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor.

Metalships & Docks ha iniciado también el estudio de un expediente -de las mismas características, amparado en la legislación de emergencia por la pandemia-, confirmaron a FARO fuentes de CC OO. "Se sopesó trabajar rebajando las cifras de personal a bordo [del buque en construcción], para evitar la adopción del ERTE". La actividad proseguirá de inmediato en el dique de reparaciones, con tres proyectos -dos de ellos muy avanzados- en marcha. Fuentes próximas a Hijos de J. Barreras anticiparon la misma medida para este astillero, donde también se han registrado dos positivos. Desde la compañía, que había retomado los trabajos en el crucero de ultralujo hace un mes, no precisaron si se formulará o no. Armón Vigo ya había concentrado la actividad en un horario de 7 a 15 horas; Nodosa, centrada en reparaciones, tiene activa al 25% de la plantilla.

El impacto de las paralizaciones temporales en los astilleros es equivalente, en cierta medida, con las de fabricantes de automoción. La CIG cifró el personal de subcontratas adscrito a proyectos de Freire en unos 600 operarios; en Metalships la cifra ronda los 400. "Se plantearán un aluvión de ERTE, como es lógico", remachan desde una industria que, a nivel global, está sufriendo las mismas consecuencias. La atarazana asturiana Gondán tomó, también ayer, la decisión de parar temporalmente. "Si estamos teniendo problemas para conseguir las mascarillas de calidad y guantes es inviable, por más que tratemos de extremar precauciones. Ya estamos a medio gas", apostilla el responsable de una de las auxiliares afectadas.

Las patronales Asime, Atra e Instalectra abordaron de hecho con los sindicatos (CC OO, UGT y CIG) los protocolos de seguridad en un encuentro telemático en el que cifraron en un 60% el nivel de actividad en el naval. "Nunca vamos a respaldar una actividad que no garantice las medidas de seguridad, pero al mismo tiempo creemos que lo ideal sería intentar mantener el mayor volumen de actividad productiva, ya que la paralización total provocará peores y mayores consecuencias y un mayor número de ERE, ERTE y cierres de empresa", resumió el secretario general de Asime, Enrique Mallón.