Cuando Manuel Fernández de Sousa fue incapaz de aprobar las cuentas de 2012 y optó por el preconcurso, decidió incorporar a Pescanova a expertos del despacho Houlihan Lockey. No hubo acuerdo, su fichaje quedó en suspenso y se decantó finalmente por Lener, que acompañó a la sociedad durante todo el proceso concursal. Ayer compareció como testigo, a petición de la defensa del expresidente, Javier Romano, abogado de este despacho.
"Estaban un poco perdidos [cuando desembarcaron en Chapela], les pedimos evaluar todo el grupo, no solo algunas filiales". Y recomendaron la presentación de concurso de acreedores, en contra del criterio de accionistas como Damm, Luxempart y el exconsejero Yago Méndez, todos críticos con Sousa. "Se estaba generando un problema de tesorería, un problema de confianza sobre la compañía y los que la dirigían, el consejo no estaba muy unido?".
La estrategia de defensa del ex primer ejecutivo de la multinacional pasó en este punto por demostrar que su decisión fue la correcta. "Nunca hubo una paralización de la actividad".
