En un momento de evidente encrucijada para parte de la industria gallega por el sobrecoste de la energía, la atonía del mercado exterior provocada por la guerra comercial y la ralentización económica y problemas puntuales y propios de empresas que son referencia de su sector, lo que sucede en Ganomagoga es justo lo contrario. Los talleres de Ponteareas donde se ubica su división especializada en fabricar torres eólicas, maquinaria para los parques offshore y plantas de biomasa no dan abasto. Les falta músculo. Las limitaciones urbanísticas en la zona -el Plan Xeral del concello no se aprobó aún definitivamente- chocan con la necesidad de ganar espacio para atender la creciente cartera de pedidos procedentes de medio mundo, al calor del auge de las fuentes renovables. Para solventar la situación, el grupo impulsó un proyecto sectorial de creación de suelo, que el pasado mes de noviembre recibió la declaración de incidencia supramunicipal del Consello de la Xunta. Está, por fin, en tramitación. En él, Ganomagoga desvela que la ampliación de las instalaciones permitirá incrementar un 36% su capacidad de producción y que los 30 nuevos empleos directos previstos es una "cifra susceptible de incrementarse a medio plazo".
La planta de la parroquia pontareana de Areas, con 8.000 metros cuadrados construidos, es el epicentro del nuevo core del negocio de Ganomagoga, centrado "de forma estratégica" en los sectores de las energías limpias, aunque sin descuidar los servicios de manutención, trabajo de calderería, fabricación de estructuras y toda clase de montajes industriales. "El sector naval, que tuvo una gran relevancia a lo largo de su historia, debido a la evolución del negocio naval en Europa ha quedado en su segundo plano", señala la compañía. Lo que no impide es que siga entre sus apuestas con la reciente compra de la factoría del gigante Wärtsilä en Vigo.
Con la construcción de una nueva nave, Ganomagoga sumará 3.500 metros cuadrados a sus instalaciones industriales. La reestructuración de la fábrica de Ponteareas incluye la apertura de una nueva línea más que permitirá elevar la producción un 36% y pasar de 11 a 15 tramos de torres eólicas a la semana, además de mejorar la productividad y la seguridad, "evitando los movimiento y los daños en las chapas por el transporte". La inversión, según anunció ya en noviembre, superará los 3 millones de euros.
El plan de negocio de Ganomagoga tiene en cuenta la realidad actual del sector, pero también "la previsión del fuerte incremento de su producción" tanto en biomasa como en eólica". De esta última "no existe capacidad de producción suficiente", como recuerda la compañía y coinciden los grandes promotores de parques. "Con el fin último de consolidar su posición en dichos sectores y posicionarse como uno de los principales actores a nivel nacional e internacional de los mismos", el grupo necesita "perentoriamente" la ampliación " a corto plazo". "Ahora estamos a la espera de la tramitación, no podemos manejar ningún calendario concreto", explican fuentes de la empresa, que trabaja en estos momentos para las plataformas de eólica flotante contratadas por Cobra Wind en el astillero gallego de Navantia. Tiene clientes en Europa, EEUU, Sudamérica y Sudáfrica. De hecho, Ganomagoga exporta el 95% de su producción y aspira a seguir compaginando la demanda interna en España por los nuevos parques eólicos promovidos por las subastas del Ministerio para la Transición Ecológica con proyectos internacionales.
Junto a los talleres de Ganomagoga, su matriz, el grupo Inversiones Capamar, cuenta con otras dos firmas industriales en O Porriño (Aplimega) y Mos (GLC Metalworks). La facturación para el cierre del pasado 2019 ronda los 22 millones de euros.
