Douglas Prothero desembarcó en The Ritz-Carlton Yacht Collection solo un mes antes de la firma del contrato con Hijos de J. Barreras. Su bagaje era amplio en el segmento del transporte marítimo de lujo; en la rama industrial, cero. El pasado mayo, cuando firmó con el astillero el contrato para el gemelo del crucero Evrima, fue categórico: "Nosotros gestionamos cruceros de lujo, no los construimos". Negaba así cualquier interés en asumir una participación en la compañía, habida cuenta del interés de Petróleos Mexicanos (Pemex, 51%) en vender su parte y a la necesidad paralela de la empresa de ampliar capital. Cambiaron las tornas rápidamente y la naviera controla ya a efectos prácticos la actividad del mayor astillero privado de España. "El control es de Ritz-Carlton", refrendan fuentes internas. Y esa situación se produce pese a que las negociaciones para su entrada en el accionariado continúan abiertas. Se reavivaron ayer, en el primer consejo celebrado tras la destitución de José García Costas de la presidencia.
"En las últimas reuniones de planificación ya estaba ahí", y el control de la actividad se ha intensificado no solo con la salida forzada del director general, sino también con las reuniones bilaterales con Xunta y Pymar o Havila Kystruten. Es la deuda contraída por esta última con las auxiliares, al margen del sobrecoste del crucero de lujo, la que ha frenado casi en seco la actividad en el Evrima. "Empezó a aparecer en las reuniones no del barco, sino las de estrategia: obras, muelles, gradas... Llamó la atención". También citó este jueves en el astillero al exdirector financiero, Juan Manuel González Crespán, para disponer de "un resumen de situación" de la tesorería de la compañía. Aunque el fichaje del director de proyecto, un exdirectivo de la naviera Royal Caribbean y aspirante a comandar las construcciones, no le salió bien; acaba de abandonar el astillero. La designación de un nuevo equipo es una prioridad; de momento es la jefa de Proyecto, Isabel Picos, la única interlocutora entre Barreras y las auxiliares.
El consejo de ayer fue también el primero tras la declaración de preconcurso, que servirá a Barreras para evitar una suspensión de pagos forzosa y da cuatro meses de plazo para alcanzar un acuerdo con los acreedores. Ritz-Carlton no tiene tanto tiempo -pretende estrenar el barco el 14 de junio en Barcelona- y por eso ha acelerado las negociaciones. La antigua cúpula quiere hacer valer no solo que el Evrima es propiedad del astillero (también su proyecto, valorado en más de diez millones de euros), sino que el acuerdo pasa por un entendimiento con García Costas. Porque desde su entorno inciden en que, de una desviación de "al menos" 50 millones de euros en el barco, más de la mitad son imputables a la naviera norteamericana. El montante restante sí depende, según las mismas fuentes, sí está directamente vinculado a errores de gestión. La asunción de esta cantidad será capital durante las negociaciones, también con los fondos gestionados por Oaktree Capital Management y que están detrás de Ritz-Carlton.
