Hay un antes y un después para el naval gallego con el encargo que Iberdrola hizo a Navantia para la construcción de las estructuras metálicas que hoy aguantan en pie los aerogeneradores de su primer parque eólico en el mar en solitario, el de Wikinger, en Alemania. "El proyecto que abrió las puertas", recordaba ayer el conselleiro de Economía, Emprego e Industria durante su participación en el IV Hub Galician Offshore Internacional organizado en Ferrol por la Xunta, el astillero gallego, la asturiana Windar Renovables y la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), con la participación de 300 empresas.

Francisco Conde alabó en negocio de la eólica marina como ejemplo de la innovación del naval. "Galicia sabe interpretar los retos de futuro que pasan por la innovación y la diversificación y está tomando el liderato", apuntó. También el secretario general de Asime quiso sacar brillo a la capacidad de la industria gallega en general y la offshore en particular. "Hay tres factores estratégicos aquí: la logística, la posición estratégica y una potente capacidad portuaria", destacó Enrique Mallón.