Aunque Nueva Pescanova se haya quedado -de momento- lejos de los objetivos marcados en su plan estratégico Todos a una 2016-2020, el sector no duda que el traspaso de la multinacional superará con creces los números de la operación de Grupo Iberconsa. Pero en el programa de desinversión previsto por parte de la banca se ha colado un actor que no figuraba en el reparto inicial, cuando las entidades asumieron el objetivo (y reto) de relanzar la compañía tras haber protagonizado una suspensión de pagos con más de 3.600 millones de euros de deuda. Porque Abanca, que en un año ha multiplicado por cinco su peso en el accionariado, asegura no tener ninguna intención de salir del capital a medio plazo. Es más, rechaza la opción de traspasar el grupo a un fondo de inversión o private equity, partners que acompañan ya las singladuras de la propia Iberconsa (Platinum Equity), Discefa (GED), Angulas Aguinaga (Portobello) o Brasmar (MCH). "El objetivo de Abanca es que Pescanova mantenga sus órganos de gestión y su poder de decisión en Galicia y no caiga en mano de los fondos", asegura a FARO el director de Participadas de la entidad, Javier Carral.

"No han dejado de acercarse a pequeños partícipes para adquirir sus acciones", constata un directivo próximo a la multinacional. De hecho, en lo que va de año ha añadido un 5% adicional al paquete con el que contaba el pasado diciembre, cuando adquirió los títulos de BBVA y del fondo luxemburgués Barendina (gestionado por Oceanwood). Atesora ya, según Carral, un 35% del capital de Nueva Pescanova, que facturó en 2018 algo más de 1.000 millones de euros, con 177.000 toneladas comercializadas. El abandono del rol de figurante de Abanca en la pesquera -hace un año tenía apenas el 5% del accionariado- es el que ha propiciado que la entidad haya reclamado un peso específico en el consejo de administración. Por eso la junta de accionistas de la multinacional validará el próximo 26 de junio el nombramiento de dos nuevos consejeros. "Abanca ha pedido su incorporación al consejo", certifica Carral. El banco ha guardado silencio sobre la identidad de los elegidos; fuentes oficiales de Nueva Pescanova tampoco han querido pronunciarse sobre este proceso corporativo.

El pasado ejercicio, como publicó este periódico, socios de la pesquera ofrecieron Nueva Pescanova por 800 millones de euros con "facilidades de financiación" a al menos una compañía viguesa, que rechazó la oferta. Abanca no quiere entrar ahora, al menos con sus acciones, en un movimiento similar. Porque la entidad, añade Carral, "confirma su compromiso con Nueva Pescanova como inversión estratégica a largo plazo". De acuerdo al directivo, el banco solo "trabaja por el fortalecimiento de la compañía pesquera por su aportación a la economía y a la sociedad de Galicia". La irrupción de un fondo inversor con pulmón financiero es la única vía que, a ojos de la competencia en el sector, tendría visos de prosperar para el futuro de Nueva Pescanova. Pero la estrategia de Abanca, amén de sorprender -sobre todo a los inversores extranjeros-, ha resucitado los rumores de un socio industrial. El problema es, de nuevo, la enorme dimensión del grupo con base en Chapela, que no ha terminado de reestructurar pasivo en sus filiales extranjeras y tiene un plan de pagos a más de veinte años vista.