El astillero de Viana do Castelo ha conseguido resurgir de sus cenizas y en tan solo un lustro ha firmado la construcción de una quincena de embarcaciones. Histórico socio del naval vigués, la factoría lusa -a tan solo 90 kilómetros de la ciudad olívica- ha despegado de la mano del grupo Martifer, que se hizo en 2013 con las instalaciones y que dio lugar al nacimiento de West Sea. Allí se bautizó este mes el World Explorer, el crucero de lujo 100% portugués que fue amadrinado por la francesa Carla Bruni.

El astillero antes conocido como ENVC (Estaleiros Navais de Viana do Castelo) pasaba por un momento crítico a principios de esta década y el Gobierno decidió sacar a concesión las instalaciones. El grupo Martifer se hizo con la factoría y bajo su batuta los contratos fueron llegando.

Al igual que en el resto del planeta, el sector de los buques de pasaje tuvo mucho que ver en este despegue de West Sea y ahí el armador Mário Ferreira se erigió como protagonista: su empresa, especializada en los cruceros de río, encargó varias unidades y se lanzó al sector de los cruceros de lujo con un pedido de tres cruceros de expedición (con un precio de entre 60 y 70 millones de euros cada uno). A ellos se sumó el encargo de dos patrulleras por parte del Gobierno (se prevén otras cuatro) o dragas.

Y es que el naval vigués es uno de los principales socios del astillero, como son las habilitadoras Panelship y Regenasa o la propia Factorías Vulcano, que realizó bloques el año pasado.