Como estaba previsto tras las once reuniones de los encuentros informales previos, la dirección de Caixabank y los sindicatos abrieron ayer la negociación formal del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 2.157 trabajadores con el que la entidad quiere llevar adelante su nuevo plan estratégico, con una apuesta por menos oficinas urbanas, pero más grandes y especializadas. Aunque el fin del periodo legal para intentar llegar a un acuerdo es el 30 de abril, todas las partes se comprometieron a poder realizar una prórroga hasta el 8 de mayo.

Ese fue casi el único punto abordado, según aseguran fuentes cercanas al encuentro, en el que participaron los asesores externos de Caixabank para ejecutar el ajuste. Los representantes de los trabajadores critican las "ratios poco optimistas" de la entidad "para poder justificar el ERE". "Haremos cuanto esté en nuestras mano para llegar a un acuerdo beneficioso y sin medidas traumáticas -sostiene la plataforma formada por la mayoría de fuerzas sindicales-. Esperemos, como no puede ser de otra manera, que la sensatez y cordura se impongan en esta negociación".

La previsión inicial es que en Galicia se recorten 65 empleos de los 800 efectivos que Caixabank tiene aquí y el cierre de 34 de sus 190 sucursales. Los sindicatos reclaman que el ERE se cubra exclusivamente con salidas voluntarias y que el banco renuncie a la llamada cláusula de cierre que le permite extinciones forzosas en caso de no cubrir todo con voluntarios.