Todo va muy rápido alrededor del cortejo de Abanca a los principales accionistas de Liberbank. Y no es lo habitual en estas situaciones, quizás porque tampoco el proceso está desarrollándose de una manera convencional. A diferencia de septiembre de 2017, cuando redujo el acercamiento entre las cúpulas a simples contactos informales, el primer grupo financiero gallego sí confirmó el viernes "diversas conversaciones y reuniones" con los socios de referencia de la entidad de origen asturiano "para analizar en profundidad" las alternativas existentes, rodeado de dos de las grandes firmas mundiales de asesoría. Una prueba de que iba en serio pese a las negociaciones abiertas de Liberbank con Unicaja para su fusión. Pocas horas después, Abanca daba un paso más con una carta al consejo de administración de Liberbank para oficializar su "firme interés" por la adquisición a un precio de 0,56 euros por acción y una plusvalía que rondaría el 44%. Las condiciones quedaban sujetas a acceder antes del 1 de marzo a información interna para una due diligence. Algo que no gusta nada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El supervisor bursátil dio un ultimátum ayer a Abanca, que a cierre de este periódico aún analizaba la situación en su consejo: tiene un máximo de 10 días para concretar si lanza o no una oferta pública de adquisición (opa) por Liberbank "en los términos previstos" en la normativa de opas, que veta condicionar la operación a un examen de los datos confidenciales.

La misiva del viernes contiene, según la CNMV, "una expresión de voluntad" y "elementos fácticos, detalles, contraprestación, condiciones e informaciones" que son "propios de un anuncio de opa". Lo de condicionar la propuesta "a ciertas actuaciones de revisión o comprobación", sin embargo, "no resultaría admisible". El organismo presidido por Sebastián Albella da un "plazo improrrogable" de 10 días hábiles para remitir un nuevo hecho relevante con su decisión de lanzar o no una opa conforme a lo previsto en la ley. Tanto en fondo como en forma. Esto es, con el anuncio expreso de que se trata de una oferta pública y sus condiciones. "Corrigiendo", reclama la CNMV, los "aspectos" que no cumplan la norma "y en particular eliminando toda referencia a la sujeción de la oferta a un proceso de revisión".

"Sencillamente, lo que hemos hecho es tratar de que se aclare la situación cuanto antes y de que se emita con la mayor brevedad, en su caso, un proyecto de formulación de oferta que cumpla todos los requisitos", explicó el máximo responsable de la CNMV durante una rueda de prensa para presentar el plan de actividades del organismo. Albella recordó que una de las prioridades de la normativa es "la máxima confidencialidad" en estas operaciones. Si finalmente hay opa, la CNMV, dijo, "ya verá qué es lo que hace".

Sin una sola mención a la petición de Abanca el viernes para acceder a sus tripas para "una revisión confirmatoria de determinados aspectos", el consejo de administración de Liberbank ratificó también ayer mediante un hecho relevante al regulador que, "por unanimidad", sigue "trabajando" en su fusión en Unicaja. Es, implícitamente, una negativa a abrir sus cuentas internas. "Todo ello sin perjuicio de que en el supuesto de que se formule y, en su caso, se autorice por la CNMV alguna oferta pública de adquisición sobre las acciones de la sociedad, el consejo de administración se pronunciará en el momento y con el alcance y garantías que prevé la ley", subraya. "Siempre -añade- en el mejor interés de todos los accionistas". La cúpula de Liberbank mantiene así la estrategia que marcó desde que Abanca confirmó sus intenciones: criticar las formas y hacer como si no existiera nada hasta que llegue algo formal.

Tras el subidón cercano al 20% del viernes, los títulos, que llegaron a caer casi un 4% a lo largo de la jornada, cerraron con un recorte del 0,47% (0,468 euros).