El tamaño de Nueva Pescanova (sucesora de la actividad de Pescanova SA) ha menguado de forma considerable tras un proceso de depuración de "activos no estratégicos", que ha derivado en desinversiones en España (Hasenosa, de Porriño), Ecuador (Balnova), Honduras (Novahonduras) o Nicaragua (con la pérdida de control en Serviconsa), además del traspaso de diversas naves industriales. Antes de la llegada de la banca al capital se había quedado ya -por diversas circunstancias, algunas traumáticas- sin las subsidiarias de Andalucía, Malvinas, Chile o Australia, y la "desvinculación" de Acuinova (dueña de la macroplanta de rodaballo en Portugal) no tuvo impactos en las cuentas de 2017 al tratarse de un project finance. Las intensas negociaciones de la administración concursal (Deloitte) impidieron, en 2013 y 2014, la quiebra en cascada de otras filiales y la liquidación de los que ahora son los centros industriales de Porriño (antes Frinova) y Arteixo (ex Bajamar Séptima).

Aún a pesar de la reducción del perímetro la multinacional prosigue con la hoja de ruta de su plan estratégico Todos a una, que fija para 2018 un Ebitda superior a los 100 millones de euros. En las últimas cuentas anuales el grupo solo tenía 1,7 millones como "activos no corrientes mantenidos para la venta", frente a los 19 del ejercicio anterior.