A falta de "pequeños retoques y cuestiones menores", el Villa de Teror está terminado. El ferri encargado por Trasmediterránea -ahora integrada en Naviera Armas- a Factorías Vulcano ha concluido un periplo que arrancó en 2007, en un proyecto de la naviera finlandesa Viking Lines que se fue al traste con los retrasos, primero, y la quiebra, después, de Astilleros de Sevilla. En 2013 el casco del buque llegó a las gradas de Teis sin armadora, y en abril de 2017 la atarazana le encontró al fin un comprador. Ahora solo debe realizar las pruebas oficiales de mar -ha realizado dos test previos-, para las que el astillero no tiene fecha. La naviera no ha desvelado tampoco qué rutas realizará el buque, de 139 metros de eslora y con capacidad para 1.500 pasajeros y 450 vehículos.

El estado actual de construcción del Villa de Teror ha rebajado sustancialmente la actividad en Factorías Vulcano, sin pedidos adicionales. La compañía se entrega a dos salvavidas para dar continuidad a más de cien años de trayectoria en el sector naval: la entrada de armadores turcos en el capital -con al menos un pedido y sin perder el control de la sociedad, en manos ahora de Astilleros La Mecánica (familia Santodomingo)- y la subcontratación por parte de Hijos de J. Barreras de uno de los cascos de los dos ferris ya firmados con Havila Kystruten. Ninguno de los escenarios se antoja, de momento, despejado.