A muchos, sobre todo dentro del sector inmobiliario, no les gustó nada la comparecencia del director xeral del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) en marzo para hacer balance, entre otras cosas, del mercado del alquiler. Ni el fondo, ni las formas. Heriberto García Porto transmitió la idea de que en Galicia no existía una burbuja con el arrendamiento. Sí habló de un repunte de precios en "algunas zonas", aunque el organismo emitió luego un comunicado en el que expresamente decía que el coste "solo se incrementó en 15 euros en Galicia en la última década". La Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) llegó incluso a pedir la dimisión de García Porto "por no saber dar soluciones al problema de la vivienda en alquiler de las siete ciudades gallegas". Lo de los 15 euros, según las inmobiliarias, está "totalmente fuera de la realidad". El máximo responsable del IGVS parece haber cambiado de idea. Al menos un poco. "Puede haber problemas puntuales", admitió ayer en una comparencia también ayer en el Parlamento, ceñidos, según García Porto, "principalmente a las grandes ciudades". Un escenario en el que ha defendido los programas de ayudas impulsados por el Ejecutivo autonómico y ha llamado a colaborar a los gobiernos locales.

En respuesta a la diputada Julia Torregrosa, de En Marea, y su alerta de la "especulación" inmobiliaria en la comunidad -más del 20% de los ingresos de un hogar se va a al pago de la vivienda, según Torregrosa-, García Porto relativizó los datos, aunque con ese reconocimiento de "problemas puntuales" de incrementos de precio que achacó a la "confluencia de usos, sobre todo turísticos".

El máximo responsable del IGVS alegó la "brutal crisis del sector inmobiliario" provocó que se incorporaran menos viviendas nuevas al parque de alquiler de la comunidad. El "esfuerzo" de los hogares gallegos para el alquiler "se mantiene" con "aumentos puntuales en algunas ciudades de Galicia y, más aún, dentro de zonas concretas" y en el caso de compra, dijo, "se redujo" en los últimos diez años.