El naval gallego quiere blindar su competitividad para las próximas décadas mediante una apuesta decidida por dos de sus principales pilares: flota y plantilla. Durante el foro FARO IMPULSA, promovido por este diario y Abanca y que ayer analizó en Vigo las claves que marcarán el devenir del sector naval, amadores y astilleros coincidieron en la importancia de plantearse fórmulas para modernizar sus buques y garantizar el relevo generacional. Como recordó el secretario general de Cepesca, Javier Garat, la edad del parque naval de Galicia ronda los 34 años de media y -aunque se incidió en su "competitividad"- deberá encarar retos que exigen una mayor eficiencia. Con respecto al capital humano, Garat expuso las dificultades que se están encontrando las armadoras para captar tripulantes.

En la presentación, el director de FARO, Juan Carlos Da Silva, apeló a "no desaprovechar la valiosa oportunidad de carga de trabajo" que supondría para los astilleros "la necesaria renovación de nuestra flota". El alcalde de Vigo, Abel Caballero, abrió las jornadas. Entre los asistentes estaban representantes del tejido naval de la comarca, el consejero delegado de Abanca, Francisco Botas, y el director general de FARO, Isidoro Nicieza. El foro se cerró con dos intervenciones a cargo del presidente de la entidad financiera, Juan Carlos Escotet, y el de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Antes -durante la mesa redonda- se encargaron de analizar el futuro del naval gallego, además de Garat, el presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Javier Touza; el presidente del clúster naval gallego (Aclunaga), Marcos Freire; y el director de Banca de Empresas y Pymes de Abanca, Víctor Casal.

Durante el debate, el representante del área empresarial de la entidad financiera apuntó que "este es el momento" de renovar y modernizar la flota. "La evolución del combustible y la estricta normativa en materia ecológica van a favorecer una mayor inversión y el inicio de la construcción de buques más eficientes y ecológicos que los actuales", reflexionó Casal. Marcos Freire, de Aclunaga, reconoció que el censo naval es "antiguo y competitivo" e incidió en el músculo de los astilleros de la ciudad.

"Estamos necesitados de dar un salto, adaptarnos a las nuevas circunstancias", coincidió Touza, quien enumeró algunas de las razones por las que el sector debe renovar su flota si no quiere quedarse descolgado. Una de ellas está relacionada con la urgencia de ganar atractivo en el mercado laboral. "Es necesaria una mejora de la seguridad y de las condiciones a bordo de los buques para atraer a las nuevas generaciones, que es un problema capital del sector", recalcó el presidente de la cooperativa de armadores de Vigo. Al igual que Casal, recordó el encarecimiento de los combustibles -ayer mismo el precio se situaba en 53 céntimos el litro- y que a partir de 2020 el contenido máximo de azufre permitido en los barcos se septuplicará hasta limitarse al 0,5%.

Touza reivindicó en cualquier caso que el proceso de renovación del censo de buques ya "está en marcha" y recordó que los asociados de Arvi tienen 17 "grandes proyectos" con una inversión que ronda los 150 millones de euros. El representante de los armadores vigueses lamentó sin embargo que son las empresas quienes -por las restricciones de la normativa actual- deben asumir ese esfuerzo económico en solitario, sin el respaldo de las administraciones públicas.

"Nuestros armadores asumen a pecho descubierto, en colaboración inestimable con sociedades financieras, estas enormes inversiones a muchos años vista y sin tener el más mínimo apoyo público", recalcó Touza tras reconocer la "desazón" que le causa ese escenario: "Hablamos de sectores económicos que son clave por la creación de empleo y generación de riqueza. Creo humildemente que podemos recabar el apoyo de las administraciones".

En una línea similar, Garat puso en valor que los cerca de 300 barcos construidos en Galicia a lo largo de la última década los sacaron adelante los armadores "a pelo, sin ayuda pública ninguna". Para paliar esa situación el sector busca que el nuevo horizonte de regulación -a partir de 2021- contemple ayudas para las nuevas construcciones y labores de modernización. Como principal argumento esgrimió que los armadores no aspiran a ampliar sus buques para captar más pesca -acotada por el reparto de cuotas-, sino para otras cuestiones apremiantes. Por ejemplo, "mejorar la habitabilidad" de los navíos y que resulten más atractivos para los tripulantes. "En la legislación europea hay un problema que hace que no se fomente la modernización ni la construcción de barcos. Con ese techo de capacidad que tienen los países no se permite tener más GT, que irían destinados a mejorar la habitabilidad a bordo, lograr más valor añadido... Estamos haciendo un trabajo para demostrar a la CE que ese problema existe", expusó.

En ese escenario el presidente de Aclunaga destacó el valor especial de Abanca Mar, que se centra en las necesidades del sector naval. El director del área de empresas y pymes de Abanca subrayó que la entidad busca ofrecer "un calendario lo suficientemente confortable para el armador, el astillero, los auxiliares y la entidad financiera". "Para Abanca tan importante es participar en la financiación del buque como la necesaria para toda su labor productiva", anotó.

Rescatando una idea lanzada al comienzo del foro por Caballero, el responsable de Aclunaga se mostró partidario de impulsar "un bloque de acción" colectiva para trabajar en favor del sector. "Otros países competidores, como Noruega están mejor organizados que nosotros", advirtió.