El debate político vuelve a darle vueltas a la presión fiscal sobre las rentas más altas. No será la primera ni la última vez que ocurra, con los expertos divididos respecto a la idoneidad de una medida así. ¿La contribución de los ciudadanos tal y como están las cosas es realmente proporcional? ¿Cómo afectaría a la recaudación? En esta ocasión está en juego la complicada aprobación de los presupuestos del próximo año para el gobierno en minoría de los socialistas y la subida forma parte de la negociación con Podemos. En la mesa está un nuevo tramo del IRPF a partir de los 140.000 euros. El último hasta ahora era de 60.000 euros en adelante. Poco más se sabe. Si se cierra el acuerdo y si, evidentemente, hay cuentas para 2019, quedaría pendiente conocer también el futuro de otro relevante tributo ligado a los que más tienen. El Impuesto sobre el Patrimonio resucitó en 2011 por orden del Ejecutivo liderado por José Luis Rodríguez Zapatero para contrarrestrar la merma de los ingresos públicos por culpa de la crisis y desde entonces se ha prorrogado todos los años. Su evolución permite comprobar que a los ricos no les ha ido nada mal en estos años de parón económico y comienzo de recuperación. El número de declarantes alcanza los 197.768, con un media cada uno de 3,2 millones de euros. Galicia es una de las comunidades que más exprime el impuesto porque es también uno de los territorios donde este selectivo grupo acumula más bienes. Cada vez más. Durante el último ejercicio liquidado su patrimonio engordó en 13,1 millones de euros al día.
En la comunidad hay 7.708 residentes que se reparten 39.245 millones de euros. El patrimonio medio en Galicia es muy superior, un 59% más, al del conjunto del Estado: 5.091.439 euros. El asentamiento en Galicia de algunos de los principales millonarios del mundo, como el fundador de Inditex, Amancio Ortega, y su hija mayor, Sandra Ortega, influyen en todo lo que tiene que ver con el impuesto. Pero lo cierto es que la cantidad de declarantes -aquellos con propiedades y derechos económicos de más de 700.000 euros- no para de crecer. Entre la campaña fiscal de 2017 y las de 2016 hay un alza de 52. Y 618 más que en 2011, cuando se recuperó el gravamen después de cuatro años en el cajón.
El aumento de su cartera es todavía mayor. En el último año analizado por la Agencia Tributaria, el patrimonio total se elevó un 14%. Una diferencia de 4.765 millones de euros en un solo ejercicio, coincidiendo con la vuelta del crecimiento en la economía. El valor en comparación con 2011 se disparó un 54%. En aquel momento las declaraciones presentadas reunían 25.413 millones de euros.
Solo Castilla y León, con un 13,5%, supera la subida en el patrimonio medio de registrada en Galicia, que fue de un 10,9%. Claro que en la región vecina el importe es de 2,5 millones, la mitad, por tanto, que aquí. En Canarias se incrementó un 7,5% (3,4 millones por declarante) y un 4,3% en La Rioja. El resto de territorios experimentan subidas mucho más pequeñas e, incluso, el patrimonio medio cae con fuerza, como sucede en Extremadura, un 15,4% menos; o Aragón, donde el descenso fue del 15%. De hecho, el conjunto del Estado arroja una leve disminución del 0,02%.
Galicia afianza así su potencial para el impuesto, con el segundo mayor importe medio de las declaraciones. Únicamente es más cuantioso en Madrid, cerca de 9,2 millones de euros, pero allí está bonificado al 100% y, por lo tanto, nadie lo paga.
Lo gordo del patrimonio de los acaudalados gallegos está en capital mobiliario, que concentra 86 de cada 100 euros. ¿Qué es esto? Pues desde las participaciones en empresas a depósitos bancarios, pasando por deuda pública. Son cerca de 34.000 millones de euros tras un aumento anual del 13,5%. En emisiones de administraciones tienen 352 millones de euros. Otros 2.259 millones están en acciones en instituciones de inversión colectiva; y 3.118 millones en títulos de compañías cotizadas, uno de los capítulos que deja números rojos tras una reducción del 4%.
Entre los valores que están fuera de cualquier mercado bursátil destacan los 22.900 millones en acciones de empresas, lo que supone un ascenso en comparación con lo declarado en 2016 de un 20%; y el ahorro en depósitos, que ya en aquel momento empezaban a padecer la bajada de los tipos de interés a mínimos históricos: sólo se revalorizan un 2,5%, hasta los 2.651 millones de euros.
Las aportaciones hechas en seguros de vida por los ricos gallegos se situaron en 258,8 millones de euros, un 18,5% más que un año antes. Crecen también las rentas temporales o vitalicias, un 23%, con 29,3 millones de euros, según el último balance que acaba de publicar la Agencia Tributaria.
Los llamados bienes suntuarios representan apenas el 0,24% de la cartera de los millonarios en la comunidad. Baja un poco el valor de los coches, barcos, joya o abrigos de pieles que tienen, con 36,3 millones de euros. Y, en cambio, aumenta un 6% el de sus objetos de arte y antigüedades: 56,2 millones de euros.
En bienes inmuebles son 3.951 millones de euros. Un activo en alza en sus carteras. El valor aumentó un 21%.
