Grecia concluyó ayer el último programa de asistencia financiera al que tuvo que recurrir el país como consecuencia de la crisis económica. El comisario europeo para Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, aseguró ayer que el país es "libre" desde este momento para definir su política económica, aunque avisó que Bruselas seguirá vigilando la implementación de las reformas.

"No habrá nuevos esfuerzos pero tendremos que monitorear la implementación de las medidas ya acordadas", señaló el francés, que apuntó al sistema de vigilancia reforzada en el futuro inmediato para asegurar que Atenas cumple con los compromisos adquiridos con sus acreedores.

Moscovici aseguró que a partir de este verano Grecia estará sujeta al funcionamiento "normal" y a las reglas comunes de cualquier otro país de la eurozona, por lo que el próximo otoño deberá presentar su plan presupuestario a la Comisión Europea para que la institución dé su visto bueno y determine el margen fiscal.

Por su parte, el portavoz del Gobierno heleno, Dimitris Tzanakópulos, se mostró "convencido" de que la población sentirá pronto la diferencia de esta nueva etapa y que "con bastante certeza" el Gobierno no necesitará aplicar otro recorte a las pensiones en 2019 para lograr su objetivo del 3,5% de superávit primario (aquel que excluye la partida de los intereses por la deuda). Según Tzanakópulos no se necesitarán nuevas medidas de ajuste fiscal gracias al colchón de efectivo de alrededor de 24.000 millones de euros con el que cuenta el país heleno.