A la logística se le presupone una precisión quirúrgica, pero no es impermeable a contratiempos como los que han "saturado" la terminal marítima de Bouzas en los últimos días y que han llevado a PSA-Vigo a buscar emplazamientos adicionales para el stockage de vehículos. Una medida "no urgente" pero que estudian ya para anticiparse a futuras situaciones de congestión, como avanzó ayer FARO. De momento son dos las ubicaciones que ha planteado el Puerto de Vigo a la factoría: los terrenos contiguos a la planta de Aucosa (Chapela) y la parcela de Duchess (Rande). En total unos 25.000 metros cuadrados que servirían para descolgar el cartel de completo en Bouzas, capaz de albergar hasta 17.000 coches. Fuentes de las terminales lamentan el "mal acceso" a ambas explanadas, sobre todo a la del antiguo cargadero de mineral, que podría hacer desistir a la dirección de la factoría de la oferta. Ayer la congestión en el puerto fue menos severa - "se ha desahogado un poco"-, pero el problema persistirá dados los elevados niveles de producción de Balaídos, que opta a un modelo adicional al todocamino Peugeot (proyecto V20).

De hecho, como confirmaron fuentes oficiales de Aena, la dirección de PSA-Vigo se ha puesto en contacto con el operador aeroportuario "por si teníamos espacio disponible". Dos de las cinco plantas del aparcamiento de Peinador permanecen vacías, con espacio para más de un millar de coches. La situación de la factoría está siendo excepcional dado los altos volúmenes de producción de la antigua generación de furgonetas (proyecto B9), que dejarán de fabricarse a final de mes. En paralelo se ha producido la conclusión de la fase de lanzamiento de los nuevos comerciales ligeros de Citroën, Peugeot y Opel/Vauxhall (proyecto K9), con un fuerte incremento de la cadencia en el sistema 2.

La producción en serie del K9 arrancó en junio con 116 vehículos diarios, y la previsión es culminar este mes con 428 unidades. Las antiguas furgonetas se han ensamblado a un ritmo de entorno a 340 por turno. Ha sido el arreón final de este proyecto el que ha generado tensiones en los flujos de suministro, que en algunos casos ha derivado en la falta de componentes. Las piezas que se pueden instalar sin comprometer la seguridad o montaje del vehículo se disponen en patio de Balaídos o en la propia terminal de Bouzas, y son vehículos sin terminar que también ocupan espacio. Un número elevado de furgonetas (del proyecto B9) permanecían ayer en Bouzas sin poder ser fletadas por unos recambios de los cinturones de seguridad. Por el contrario, cuando un componente es imprescindible para la cadena de montaje y se rompe el suministro por parte del proveedor, obliga a paralizar la producción. Es lo que pasó el pasado turno de noche, a causa -según fuentes de la plantilla- de la falta de cajas de cambio.

"Han sido un cúmulo de circunstancias", así, las que agravaron la congestión del puerto esta semana: la elevada producción del B9, la fase de lanzamiento del K9 (con muchos vehículos esperando destino y que no se comercializarán hasta septiembre) o la falta de componentes. Además el de julio es un mes complicado a nivel logístico dado que todos los fabricantes elevan la actividad antes del parón de agosto, durante el que habitualmente realizan cambios o inversiones en las fábricas.

El puerto dispondrá en septiembre del nuevo silo, que tendrá 10.000 metros cuadrados de superficie, y confían en liberar el espacio ocupado hoy por contenedores en Bouzas a mediados de mes. La previsión es que entren en puerto este fin de semana dos buques Ro-Ro ( Grande Nigeria y Verona), pero no que se produzca un incremento de las líneas marítimas. El Suar Vigo, uno de los de menor dimensión de la naviera Suardíaz, parte esta tarde de la terminal.