El compliance está de moda en estos últimos años. Aunque tarde y precipitadas por la reforma del Código Penal de 2015 -que extiende la responsabilidad penal a las empresas por los delitos cometidos por alguno de sus empleados -las empresas españolas comienzan a interesarse por dotarse de unos mecanismos que velen por el total cumplimiento de la normativa. Así se reflejó ayer en el II Congreso Gallego de Compliance, que tuvo lugar en el Círculo de Empresarios de Galicia, en el que se abordó cómo el órgano de compliance puede ayudar al funcionamiento de las empresas sea cual sea su tamaño.

"En España las empresas se sumaron con retraso al compliance. De hecho, las primeras en hacerlo fueron aquellas filiales de empresas extranjeras", destacó la subsecretario de Justicia, Aurea Roldán Martín, durante la sesión inaugural. La función del compliance nace como un conjunto de procedimientos para velar por el cumplimiento normativo. Retomando el viejo dicho de que es mejor prevenir que curar, bajo el paraguas del compliance se incluyen medidas de control y de vigilancia que eviten que cualquiera de los empleados de la empresa pueda cometer una actividad ilícita .

El movimiento para extender la responsabilidad penal también entre las personas jurídicas lo entiende Francisco Bonatti, socio director de Bonatti Penal & Compliance, como una respuesta para evitar que se repitan algunos comportamientos que, a su juicio, se encuentran detrás de la gestación de la crisis, como "la desconexión del capital de la gestión de la empresa o las elevadas indemnizaciones".

Con este cambio del Código Penal, el hecho de contar o no con un manual de compliance y con protocolos que aseguren el cumplimiento de las leyes puede marcar la diferencia entre que una empresa se enfrente a responsabilidades penales o quede exonerada, al entender el juez que la empresa contaba con todas las herramientas necesarias para poner fin a estas actividades, por lo que todas las responsabilidades recaerían sobre los trabajadores implicados.

El director del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), Juan Cividanes, animó a que no solo sean las empresas más grandes, sino también las pymes las que se doten de estos mecanismos y puso como reclamo los otros beneficios que trae consigo. En concreto, que facilitan el acceso al crédito, agilizan la toma de decisiones y reducen los costes de la empresa, aunque por el momento, quienes más apuestan por el compliance son "precisamente aquellas que fueron imputadas en el pasado", como recordó Alberto García Ramos, socio responsable del área de compliance de Cremades & Calvo Sotelo.