Hace casi cuatro años, en el arranque de diciembre de 2013, un convencidísimo Juan Carlos Escotet aseguraba ante el grupo de periodistas que había viajado a Caracas para conocer al nuevo dueño del Etcheverría que en la puja de la entonces NCG iba "a por todas". "Vamos a ganar", insistía, muy consciente de que su principal baza, como peón que era en el tablero de la subasta dominado por los reyes y reinas de los fondos de inversión y el sector financiero español, era una oferta valiente en primera ronda. "Una visión de negocios que le permite saltar océanos", remarcaba ayer Juan Güell, el presidente del Círculo de Empresarios de Galicia durante la entrega al ganador de aquella difícil batalla, el dueño y máximo responsable de Abanca, de la medalla de oro del organismo. "La recibo con verdadera e inquieta gratitud", respondió Escotet, que, lejos de los tradicionales discursos plagados de cifras para sacar brillo a su trayectoria y a la resurrección del primer banco gallego, aprovechó la oportunidad para hacer un alegato de la importancia de los valores, de la responsabilidad social y de la unión de la sociedad. "Sé que son las acciones concretas, los pequeños acontecimientos -afirmó- los que cambian el estado de las cosas en el mundo".
El de Güell fue también un discurso que transcendía al premio para sellar su despedida en el timón del Círculo, una entidad que cumple 25 años en un camino "nada fácil". El todavía presidente aludió al impacto de la crisis económica e institucional que "a punto estuvo de llevarnos por delante" e incluso tuvo palabras de concordia para José Manuel Fernández Alvariño: "Nunca fue una batalla, solo diferencia de criterios y los dos pensamos primero en el Círculo". Ahora, dijo, el organismo es "más fuerte, un proyecto ilusionante", en alianza con los clubes financieros de A Coruña y Santiago y que apela a abrir al resto de Galicia "para luchar, avanzar y crecer". "Algo de lo que pocos saben más que Juan Carlos Escotet", alabó Güell, que encumbró al primer ejecutivo de Abanca como "un empresario excepcional, con alma y corazón".
El banquero mostró ambos ante los socios del Club de la mano de la historia del sacerdote Paulino. En el año 395, él y su mujer, procedentes de familias ricas, se asentaron en un pueblo cerca de Nápoles y revolucionaron los esquemas de la época con su defensa "de que el trabajo asociado a la educación era tan importante como la fe". "El mundo se ha vuelto irreconocible para nosotros, pero la interrogante sobre la responsabilidad se ha mantenido y ha adquirido sus propias dimensiones y urgencias", apeló. Escotet antepuso la creación de bienestar y progreso y las oportunidades para los jóvenes frente "a sectores que, lejos de dar estas oportunidades, insisten en la desunión y en la conflictividad".
El presidente de Abanca pide "abrir los brazos" a "las víctimas de ciertos dirigentes, capaces de llegar al extremo de dar al traste con toda una economía y mantener en vilo a toda España", en referencia al conflicto de Cataluña. Con el recordatorio de los jóvenes que está ayudando en la repoblación tras los incendios de Galicia o de los mayores que se convierten en voluntarios, Juan Carlos Escotet se siente un "testigo privilegiado" de lo que ocurre con la labor de estos colectivos: "Nada permanece igual despuésde experiencias como estas".
El alcalde de Vigo agradeció a Escotet su capacidad para "crear una institución imprescindible desde la ciudad de la economía". "Somos una sociedad que está junta cuando llega el peligro y vosotros nos ayudáis a estar juntos", dijo Abel Caballero. "Eres un gallego ya", señaló Alberto Núñez Feijóo sobre el presidente de Abanca. "Fue una apuesta con humildad que dio una lección a todos los que querían llevar el potencial financiero a otros territorios", su-brayó el presidente de la Xunta sobre el proyecto. También Ana Pastor, presidenta del Congreso, puso en valor la importancia de que Galicia tenga un banco propio, la estabilidad política y presentó a Escotet y al Club Financiero de Galicia "como historias de empresarios valientes que aman su tierra".
