Nodosa se ha convertido en un referente en la renovación de la flota viguesa de gran altura. El astillero marinense acaba de firmar el contrato de un nuevo arrastrero de 74 metros de eslora por 14 de manga para la sociedad Jupiter Fishing Company Ltd, participada por la viguesa Armadora Pereira y Argos Group Limited , según confirmaron ayer fuentes de la factoría naval. El buque, que incorporará la última tecnología disponible en materia de sostenibilidad, eficiencia energética y protección del medio ambiente, se destinará a la captura de calamar patagónico en el caladero de Malvinas (islas Falkland). La factoría del grupo industrial Nodosa tiene actualmente en diferentes etapas de construcción un remolcador, un palangrero para Malvinas, un arrastrero para Gran Sol, otro gran arrastrero también para Malvinas, de un armador vigués, y dos buques de recogida de residuos que operarán en el Puerto de Barcelona.

El contrato con los responsables de Jupiter Fishing Company Ltd se firmó ayer por la tarde en las oficinas de Pereira en Vigo y entrará en vigor en los próximos días. En el diseño del barco, cuya entrega está prevista para finales de 2018 y cuyo coste no ha sido difundido (este tipo de buques tiene un valor estimado de entre 20 y 30 millones de euros, según cálculos de fuentes del sector), ha sido clave el conocimiento que posee la armadora viguesa Pereira del caladero de Malvinas y la experiencia de Nodosa en el segmento (el arrastrero de 63,7 metros de eslora ya en construcción para los Fontán también se destinará a la captura de calamar). Según fuentes consultadas por FARO, este buque es el inicio de un plan de renovación de flota que inevitablemente a medio y largo plazo pasa por la construcción de nuevas unidades en distintos caladeros. El nuevo arrastrero sustituiría al Puente Sabarís, de 67,7 metros de eslora, obra del astillero asturiano Gondán.

Este último pedido confirma el despegue del astillero marinense tras la integración de las antiguas instalaciones de la extinta Factoría Naval de Marín, generando en la actualidad un volumen medio de empleo de unas 250 personas con los más de 80 trabajadores de Nodosa Shipyard y las plantillas de las auxiliares. En el segmento de construcción, Nodosa tiene pendiente de entrega un remolcador de 70 toneladas de tiro para la compañía de remolcadores Amare Marín, y un palangrero de 60 metros de eslora para Malvinas, el CFL Hunter. También está bastante avanzada la obra de un arrastrero de 28,7 metros de eslora para el grupo Osprey, propiedad de la familia de armadores holandeses De Boer, como avanzó FARO en exclusiva.

En una fase más inicial está el nuevo arrastrero de 63,7 metros de eslora para otra armadora viguesa (de los Fontán) que opera en el caladero de Malvinas a través de una sociedad mixta hispanobritánica, el primer pesquero de esta clase de propietario gallego que se empezó a construir en más de una década. Su entrega está prevista para el verano de 2017 e incorporará los últimos avances en eficiencia energética, comunicaciones y navegación, confort de la tripulación, volumen de capturas, capacidad de congelación, optimización de la maniobra de pesca, velocidad de crucero y operativa, y respeto medioambiental. El barco estará especializado en la captura de calamar.

En la actividad de reparación y transformación naval, Nodosa ha ampliado el rango de segmentos de buques a los que presta servicios, incluyendo ahora mercantes, atuneros y buques oceanográficos. El grupo Nodosa, propiedad de las familias Novas y Dopico, distribuye su actividad entre sus filiales industrial y naval. En el negocio naval, el centro logístico de Bueu realiza todas las tareas de prefabricación de los buques (corte de chapa, fabricación de los bloques, etc.), mientras que en Marín posee tras la integración a principios del año pasado de las antiguas instalaciones de Factoría Naval una concesión marítimo-terrestre de cerca de 40.000 metros cuadrados (entre terrenos y lámina de agua) y parte de una nave en el muelle de reparaciones del Puerto.

El astillero siempre ha estado vinculado a la pesca, construyendo pesqueros y buques de apoyo para la acuicultura (bateeiros, etc.), aunque desde 2005 y hasta el año pasado, por la falta de subvenciones y ayudas a la renovación de las flotas, la factoría marinense se había dedicado a otros barcos como los remolcadores y las ecodragas, segmento este último en el que ya es una referencia internacional.