Royal Bank of Scotland (RBS), entidad en la que el Gobierno británico controla un 72,6% del accionariado, ha registrado pérdidas de 2.045 millones de libras (2.411 millones de euros) al cierre del primer semestre del año, multiplicando por once el resultado negativo de 179 millones de libras (211 millones de euros) del mismo periodo de 2015 como consecuencia principalmente del impacto de provisiones por litigios y costes de reestructuración.

En los seis primeros meses del año, la entidad escocesa destinó un total de 1.315 millones de libras (1.550 millones de euros) a provisiones por litigios y disputas legales, una cifra similar a la del año anterior, mientras que asumió un impacto negativo de 630 millones de libras (unos 743 millones de euros) por costes de reestructuración.

La cifra de negocio de RBS entre enero y junio alcanzó un total de 6.064 millones de libras (7.150 millones de euros) en el primer semestre, un 16,5% menos que un año antes, con una caída del 2% de los ingresos por intereses netos y del 39% en otros ingresos como comisiones o intermediación.