El principal indicador de la Bolsa española, el Ibex 35, cayó ayer el 4,44 % en su peor jornada desde el pasado 24 de agosto, afectado por los temores acerca de un frenazo en la economía mundial, según los expertos. Además, la prima de riesgo de España subió de los 150 puntos, el valor más alto desde julio del pasado año. Todos los parqués europeos cerraron con fuertes pérdidas, encabezados por Milán (-4,69 %). Fráncfort perdió el -3,31 %; París, el 3,17 y Londres, el 2,65 %.

La Bolsa española abrió la sesión con un alza del 0,31 %, animada por el precio del barril de Brent, que a esa hora conseguía mantenerse en los 34 dólares, aunque luego cayó a 33. Luego los datos de las reservas chinas de divisas extranjeras, que se redujeron en 99.500 millones de dólares en enero, arrastraron a los mercados mundiales hacia las pérdidas.

Un rebrote de la incertidumbre sobre Grecia añadió más nervios. La Bolsa de Atenas se desplomó el 7,87 %, hasta mínimos de hace 20 años, ante la falta de avances en las negociaciones sobre la revisión del rescate, el clima de protestas ciudadanas contra la reforma de las pensiones y la debilidad parlamentaria del Gobierno de Alexis Tsipras. Wall Street también abrió en pérdidas, con los inversores envueltos en una espiral bajista y en una ola de negativismo ante el menor crecimiento global.

En ese contexto, el principal índice del mercado español cerró en 8.122 puntos, su peor nivel desde julio de 2013, y con todos los grandes valores en negativo, encabezados por el Banco Popular (-7,32%), IAG (-7,3%) y Arcelor, que perdió el 7,17% agravando su particular calvario bursátil.

El precio del petróleo, la desaceleración de China, los problemas en las economías emergentes y las dudas sobre la solidez de la recuperación en EE UU explican, según los expertos, el comportamiento de la Bolsa, afectado también por el temor al impacto que puedan tener en la economía global las subidas de tipos de interés que prevé la Reserva Federal estadounidense.

Esos temores están moviendo el dinero hacia valores refugio, como la deuda pública alemana, cuyo rendimiento sigue bajando. Esa circunstancia explicaría (antes que la incertidumbre política sobre la formación de gobierno) que la prima de riesgo española (diferencial de interés del bono español respecto al alemán) cerrara ayer en 153 puntos, el valor más alto desde julio.

Las explicaciones sobre lo que está ocurriendo en los mercados miran hacia el contexto global y muy poco hacia los problemas políticos dentro de España.

El estratega de mercados de IG Daniel Pingarrón atribuyó el desplome de la Bolsa al citado conjunto de circunstancias, a las que añadió los problemas del sector bancario europeo cuyo origen podría encontrarse en Italia. "Da la sensación de que los grandes inversores no quieren participar en un mercado repleto de interrogantes hasta que haya algún elemento que aclare el panorama. Y nadie sabe dónde puede aparecer ese elemento, si en los bancos centrales, si en los datos macro, si en unos precios más bajos que los actuales...", apuntó el analista en declaraciones a Europa Press. "El escenario es el más complicado y bajista que se recuerda. La mayoría de selectivos está ya por debajo de los niveles de agosto, cuando el miedo a un aterrizaje brusco de China alcanzó máximos", añadió Pingarrón.

El presidente de Renta 4, Juan Carlos Ureta, achaca las caídas a que el ciclo monetario de los bancos centrales y de las Bolsas "está agotado", lo que conlleva "un ajuste estructural de los precios de los activos, en parte para corregir la 'hinchazón artificial' que se había producido en los últimos años y en parte para reflejar los efectos laterales que la intervención monetaria masiva ha tenido, creando burbujas y alterando de forma notable los precios de mercado de casi todos los activos". La economía global se desacelera y la política monetaria está agotando su recorrido.