El ingeniero francés Yann Martin cumplirá mañana su primer aniversario al frente de la todavía mayor planta del grupo PSA Peugeot Citroën: Vigo. En este último año, Martin, que relevó en el cargo al vigués Juan Antonio Muñoz Codina (hoy máximo responsable industrial de la multinacional gala en Europa), ha tenido que darle una nueva vuelta de tuerca a la competitividad del centro (lo que obligó a una reducción de costes laborales) para lograr un nuevo lanzamiento (el proyecto K9, la siguiente generación de furgonetas de PSA) y ha asumido la dirección industrial de las tres fábricas del consorcio en la Península: Balaídos, Madrid y Mangualde (Portugal), cuya principal amenaza, según él mismo reconoció en una entrevista con FARO, sería que PSA se decidiese a instalar una nueva fábrica low-cost en Marruecos, inversión que podría confirmarse a lo largo de junio.

El mayor hito del primer año de la era Martin en Balaídos es el K9. La planta acogerá a partir de 2018 un triple lanzamiento con la próxima generación de las furgonetas Citroën Berlingo, Peugeot Partner y Opel/Vauxhall Combo, lo que asegurará carga de trabajo para unos diez años en una línea de montaje y la renovación tecnológica de la factoría, con la llegada de nuevas inversiones. Pero conseguir este lanzamiento no fue tarea sencilla. El centro vigués, hegemónico desde hace más de cincuenta años en la fabricación de furgonetas, compitió por el proyecto con la factoría eslovaca de Trnava, con una mano de obra mucho más barata que la viguesa. La atribución del K9 solo fue posible después de firmar un plan de competitividad con el sindicato mayoritario de la planta (SIT-FSI) que terminó afectando a los costes laborales y de ganarse el apoyo de diferentes administraciones para acompañar al centro en sus inversiones.

Tras el éxito del K9, del grupo automovilístico, dentro de la nueva estrategia de regionalización de sus actividades, decidió a principios de 2015 unir las tres plantas ibéricas (Vigo, Mangualde y Madrid) bajo una dirección industrial, la de Yann Martin. El patrón de PSA-Vigo pasó a coordinar entonces tres factorías con cuatro líneas de montaje operativas, una producción de casi medio millón de automóviles al año (492.400 en 2014), 9.300 trabajadores y siete modelos diferentes (C4 Picasso de cinco y siete plazas, Berlingo, Partner, C-Elysée, 301 y C4 Cactus), con el objetivo de generar sinergias que hagan más eficiente el útil industrial común.

Como director de Vigo, Martin aún tiene que conseguir un segundo lanzamiento que despeje todas las dudas sobre el mantenimiento del carácter biflujo de la planta de Balaídos, es decir, captar al menos otro modelo para que Vigo pueda mantener las dos líneas de montaje actuales. Lo contrario (monoflujo) tendría un elevado coste en personal (se perderían la mitad de los empleos en el taller de Montaje), como advierten los sindicatos. Pero como responsable de los equipos del polo industrial ibérico de PSA, los deberes de este ingeniero de Toul van más allá.

En el caso de Mangualde, oficialmente la planta portuguesa, que aspira a parte de los volúmenes del proyecto K9, no ha recibido el ok de París. El presidente de PSA, Carlos Tavares, exige mejoras en la conexión ferroviaria entre Mangualde y Vigo y un coste de la electricidad más competitivo. Y en el ca so de Madrid, el grupo urge un importante ajuste de costes para despejar su futuro y poder optar a nuevos lanzamientos.

El segundo año de la era Martin se enfrenta además a otra amenaza, y seria: la posibilidad de que PSA construya una planta en Marruecos, lo que podría poner en peligro el futuro de alguna de las tres fábricas del polo ibérico y comprometería la competitividad del propio polo. Según la prensa gala y la agencia de noticias norteamericana Bloomberg, esta nueva inversión está en camino y será confirmada por el grupo a lo largo del mes de junio.