El proyecto es mastodóntico, un coloso aletargado desde 1993 -cuando se diseñó- y que ahora, tras dos recesiones y en pleno proceso de recuperación económica, ha despertado gracias al Ministerio de Fomento y a sus promotores: BBVA y Grupo San José. Se trata de la llamada Operación Chamartín, el mayor plan urbanístico de Europa y uno de los más grandes del mundo. Implica la prolongación de 3,7 kilómetros de la Castellana de Madrid con más de tres millones de metros cuadrados de superficie, una inversión superior a los 6.000 millones de euros, la construcción de 16.300 viviendas o la disposición de 870.000 metros cuadrados para oficinas. Una fiesta de ladrillo propiedad de la empresa Distrito Castellana Norte -antes Desarrollo Urbanístico Chamartín (DUCH)-, en la que la constructora pontevedresa tiene el 24,5% del capital, según fuentes del mercado. San José logró evitar en diciembre la liquidación tras un acuerdo con Banco Popular y el fondo Värde Partners a cambio de entregar las llaves de su inmobiliaria, pero no se deshizo de su participación en este proyecto. "Es suya", expusieron desde la banca.

Para la ministra de Fomento, Ana Pastor, el desarrollo de la Castellana es un ejemplo de la colaboración público-privada en la economía. "Una vez más, sector público y sector privado están trabajando y colaborando por la mejora de la economía española", ahondó la ministra. No en vano, se prevé que Distrito Castellana Norte aporte 3.363 millones a las arcas públicas. La última vez que DUCH trató de ejecutar este proyecto fue en 2008, justo cuando estalló la burbuja inmobiliaria en España. Entonces Madrid pugnaba por celebrar unos Juegos Olímpicos -los de 2012, que se celebraron en Londres- y San José todavía no se había atragantado con la absorción de Parquesol. Pero "hoy se dan las circunstancias adecuadas", consideró el presidente del BBVA, Francisco González.

Amén de acometer el mayor plan urbanístico del continente, el proyecto -que se iniciará este año- tendrá un desarrollo de veinte años, durante los cuales creará, según sus promotores, 121.000 puestos de trabajo. Dispondrá de cuatro áreas distintas, según desgranó ayer la empresa en un acto que contó con la presencia del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y la alcadesa de la ciudad, Ana Botella. En el parque central se edificarán 6.300 viviendas, son "servicios urbanos y zonas verdes" con una superficie equivalente a 56 campos de fútbol. El área de negocios, con 870.000 metros cuadrados para oficinas, tendrá una parada de cercanías y dos de metro. En la tercera área, la de la prolongación de la Castellana, se levantarán otras 10.000 viviendas, con zonas para el comercio y ocio. Por último estará el área tecnológica, con 180.000 metros cuadrados disponibles y sus propias paradas de metro y cercanías.

Para financiar el gigante urbanístico, desde Distrito Castellana Norte no descartan salir a Bolsa (como hicieron otras ciudades como Londres y la remodelación del Canary Wharf). "No es fácil decir que va a ser un proyecto rentable para BBVA, pero sí lo será para Madrid", sostuvo González. Los inversores sí han confiado en que el desarrollo de la Castellana reporte beneficios para San José, que ayer subió un 8,54% en el mercado continuo.