La historia de PSA Peugeot Citroën cambió ayer para siempre. El 98,3% de los accionistas de la multinacional francesa aprobó -como estaba previsto- la ampliación de capital por valor de 3.000 millones de euros que dará entrada al consorcio chino Dongfeng Motor (DFM) y al Estado francés en la empresa, operación imprescindible para dotarse de pulmón económico. Los accionistas validaron también los cambios en la composición del consejo, que durante cuatro años presidirá Louis Gallois, expresidente de Airbus (por primera vez en la historia no habrá un Peugeot al frente del consejo).

Los accionistas principales, la familia Peugeot, el Estado francés y DFM, cuentan desde ayer con un 14% del capital del grupo, que comienza una nueva etapa de la mano del ejecutivo portugués Carlos Tavares. En el caso del Gobierno de François Hollande, éste ya anunció que tendrá un papel más activo en la toma de decisiones en PSA, mientras que el acuerdo con DFM incluye una mayor transferencia de tecnología y un incremento de la fabricación en China, así como la creación de un nuevo centro de I+D en el país asiático.