La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, emplazó ayer al Banco Central Europeo (BCE) a una mayor intervención y a la adopción en su consejo de hoy de medidas más contundentes (las llamadas "no convencionales") para combatir la creciente amenaza de un periodo prolongado de muy baja inflación en el área del euro, que es donde este riesgo es más acusado, aunque también afecta a otras zonas. Lagarde alertó en Washington de que la baja inflación puede acabar con la demanda y la producción, "suprimiendo así el crecimiento y el empleo". Hace dos días, en Atenas, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, admitió por vez primera que la bajísima inflación es un problema para Europa y aún más para España por sus desequilibrios, aunque De Guindos no ve riesgo de deflación, que sería el extremo más pernicioso.

Alemania y el Bundesbank parecen dispuestos esta vez a transigir para que se adopten algunas decisiones no habituales, según se supo esta semana, aunque no necesariamente hoy y tampoco con bajada de tipos. Los analistas consultados por Efe y otras agencias creen, de hecho, que el BCE podría mantener hoy los tipos de interés en el 0,25% pese a la caída de la inflación en la zona del euro en marzo porque esta desaceleración se interpreta como el efecto de factores temporales, por lo que se prevé una pronta aceleración del IPC. El vicepresidente del BCE, Vítor Constancio, aseguró que la entidad no ve un panorama de deflación en la eurozona, y tampoco en España, donde el índice de precios de consumo (IPC), dijo, volverá a subir.