La variedad más demandada y conocido del granito gallego es el "Rosa Porriño". Es reconocido en el mundo entero por su calidad y color. La industria marmolera italiana hace mucho tiempo que se fijo en este producto gallego, que durante muchos años fue importado en bloques para su elaboración en aquel país.

Entre los años 1960 y 1965 los empresarios italianos intentaron rebautizar esta variedad para presentarlo en los mercados como originario de su país. No lo consiguieron.

Sin embargo, lo que sí consiguieron los canteros´ gallegos es aprender las técnicas italianas y comenzar a elaborar el granito en las plantas gallegas. Ello significó un cambio cualitativo al pasar de ser meros extractores a poner las primeras piedras, nunca mejor dicho en este caso, de una potente industria cuyos productos llegarían a las ciudades más importantes del planeta.

"El primer bloque de granito que se asierra –recuerda José González en su obra– fue extraído en las canteras de Atios por el experto montero Juan Pereira, más conocido por "Lousas", que fue el primero en extraer bloques de granito para aserrar en planchas".

La primera empresa dedicada a la elaboración de este material fue el taller de mármol de Octavio Ramilo Portela, que adecuó máquinas de pulimentado y cortadoras para elaborar el granito. "En realidad eran el mismo diseño que para el mármol, pero reforzadas en potencia y resistencia, además de utilizar los abrasivos necesarios, totalmente diferentes a los usados en el tratamiento del mármol", explica José González. Además el taller de Ramilo se dedicó a todo tipo de trabajos, fundamentalmente de tipo ornamental.