Los economistas que lanzaron el año pasado lo que se bautizó como "Manifiesto de los cien", una declaración a favor de la reforma laboral, presentarán el viernes un nuevo documento, el tercero, que en esta ocasión versará sobre la reforma de pensiones. En él analizarán la situación actual y plantearán una profunda reforma para asegurar el futuro del sistema. El informe no tiene en esta ocasión la firma del secretario de Estado de Economía, Manuel Campa, como ocurrió en el primero sobre la reforma laboral. Pero distintas fuentes aseguran que lo conoce.

El análisis del "grupo de los cien" incluye, por ejemplo, una comparativa sobre la relación entre el último salario y la pensión, en la que se refleja que España es uno de los países donde más peso tiene el sueldo que se cobra al final de la vida laboral con la asignación que recibirá posteriormente.

Experiencias

El documento que se presentará el viernes recoge las fórmulas que se aplican y también otras que se han ensayado en otros países, como en Alemania y en Suecia. Y abogan también por abordar con seriedad las reformas para ganar credibilidad en el escenario internacional.

Además del envejecimiento de la población, los autores de la propuesta presionan al Gobierno con el argumento de la credibilidad ante los mercados financieros. "Se acaba el tiempo", advierten, "porque a la vista de los cambios demográficos que se vislumbran ya se ha retrasado mucho [la reforma] y porque necesitamos recuperar el crédito internacional que los mercados financieros están poniendo en duda".

El actual secretario de Estado de Economía, Manuel Campa, firmó en abril de 2009 el "Manifiesto de los cien", en el que se defendía una reforma laboral con un nuevo tipo de contrato fijo con despido más barato y la supresión de casi todos los tipos de contratos temporales. Un mes después, Campa entró en el Gobierno y su política ha dado un giro que algunos de sus colegas de entonces lamentan.

Campa y su jefa, la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, presentaron una propuesta de reforma laboral que, si bien está inspirada en aquel documento, decepcionó a los que habían sido sus compañeros de viaje, al considerarla "continuista". Por ejemplo, la propuesta del Gobierno, que es sólo un documento para empezar a trabajar, no elimina los contratos temporales, sino que propone penalizaciones económicas con cotizaciones más altas. El documento recibió un primer visto bueno de la patronal y de los sindicatos, pero no del mundo académico, que se ha sentido fuente de inspiración pero no ve sus medidas concretadas en papel.