F. A. / Otr/Press / VIGO/MADRID

Diez de cada veinticinco latas de sardinas en aceite de oliva comercializadas en España no pasan la prueba de calidad: o bien no contienen el pescado que debería o bien porque su aceite no es el prometido. Según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el etiquetado es completo aunque no siempre veraz. Pero los consumidores pueden estar tranquilos, el sabor, olor y textura, son razonablemente agradables.

El secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco), José Manuel Vieites, asegura a FARO que las conservas gallegas cumplen con la normativa europea y española y que los consumidores pueden estar totalmente tranquilos con el producto que consumen.

Las 25 muestras analizadas tienen una calidad y unas cualidades organolépticas (sabor, olor y textura) correctas. A pesar de todo, diez tienen una pésima calificación final porque, sencillamente, no son lo que dicen ser: o la especie enlatada no es sardina propiamente dicha (sardina pilchardus) o el aceite de oliva no es el prometido (va rebajado con aceite de semillas).

Aparte de la sardina pilchardus, que es la que nuestra legislación considera sardina propiamente dicha, hay otras veinte especies que por su parecido con la sardina pueden comercializarse como "conservas de tipo sardina". Así ocurre por ejemplo con Sardinella Aurita o Engraulis ringens.

Según el estudio de la OCU, de las 25 marcas analizadas, 18 de ellas eran efectivamente sardinas, pero cuatro eran de otro tipo, incluso en un caso incluían sábalo, un pescado que ni siquiera es de tipo sardina y que para convertirlo en sardinilla solo hay dos opciones: emplear trozos más cercanos a la cola o usar pezqueñines.

Vieites explica que lo que señalan las normativas de la FAO y de la UE es que las especies que se pueden enlatar como sardinas son incluso anchoas. "Cuando se hace constar sardina en aceite vegetal o de oliva, se trata de la sardina pilchardus. Cuando lleva otra especie tiene que poner sardina y entre paréntesis el nombre de la especie, y a partir de ahora también tiene que figurar la zona de captura en aceite vegetal o de oliva".

El portavoz de Anfaco añade que "las conserveras gallegas siempre utilizan sardina pilchardus, pero puede ser de diferentes zonas. "Cuando procede de las rías gallegas se hace constar, al igual que en el caso de si es de Marruecos o del Mediterráneo. Aunque a veces no se pone nada".

Respecto al etiquetado el informe de la organización de consumidores asegura que es completo aunque no veraz. Así en algunas latas se indica que es "una conserva de sardinas de las rías gallegas", mientras que lo que realmente ocurre es que han sido elaboradas en una fábrica emplazada en dicha zona, lo que en principio no aporta ninguna mejora al producto e induce al error.

Juan Manuel Vieites asegura que no han detectado ese problema. "Puedo asegurar que el etiquetado es una de las cuestiones más perseguidas por los inspectores de consumo".

"Algunas marcas como Grandes Hoteles o Miau presumen de provenir de las rías gallegas cuando la sardinella aurita o alacha no vive ahí sino en el Mediterráneo", asegura el informe.

"Eso es cierto", responde Vieites. "Lo que pasa es que a veces la sardina pilchardus y la aurita van mezcladas y se venden como procedentes del Mediterráneo, de las zonas de Tarragona, Murcia y Alicante".

Además, algunas etiquetas, según el estudio, indican el número aproximado de piezas que contiene la lata, lo que puede resultar útil, pero a veces hay grandes diferencias. Las latas que son de 90 a 125 ml pueden tener desde 5 hasta 15 piezas.

A este respecto, el portavoz de Anfaco hace constar que la diferencia de piezas está en función de que sea sardina grande o sardinilla, "pero normalmente se hace referencia al número de piezas en la lata. Cuando es sardina pueden ser tres piezas y la sardinilla, cumpliendo con la norma, pueden llegar a ser 15/17 unidades".